4 octubre 2017. Sábado de la XXX semana del T. O. – San Carlos Borromeo – Puntos de oración

“Si el Señor no me hubiera auxiliado, ya estaría yo habitando en el silencio. Cuando me parece que voy a tropezar, tu misericordia, Señor, me sostiene…”
Este texto extraído del salmo 93 que nos propone hoy la Iglesia, nos dispone el corazón para la oración y nos introduce a una de las claves que nos quiere transmitir la escritura: La confianza cimentada en la esperanza. Ya nos dice el apóstol en la primera lectura: “¿Habrá Dios desechado a su pueblo? De ningún modo” … y más adelante… “¿Han caído para no levantarse? Por supuesto que no”. El pueblo de Israel es figura del cristiano de a pie que cae y se levanta, que se esfuerza y lucha por su coherencia, a quien, a pesar del endurecimiento de su corazón, Él Señor ama y espera. En otra parte de la escritura, el profeta Isaías nos dice: “¿Acaso se olvida una madre de su hijo? Pues, aunque ella se olvidase yo no te olvidaré jamás”. ¿No tenemos motivos suficientes para confiar?... San Pablo nos dice que la obstinación del pueblo judío significó la riqueza de la fe para los gentiles. El Señor es experto en sacar siempre bienes de males, tomar conciencia de esta realidad nos liberaría de muchas ataduras, porque en el fondo es creer de verdad que “los dones y la llamada de Dios son irrevocables”.
“Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”
La otra clave de las lecturas de hoy es la humildad. Hoy es primer sábado de mes, y recordamos de manera especial a aquella persona que puso en práctica esta virtud de manera excelente, nuestra Madre María. Jamás buscó el primer puesto, por el contrario, dijo de sí misma ser la “esclava” del Señor, con las connotaciones que tenía este término en aquella época. Es decir, que no sólo prefirió estar en el último puesto, sino el no tener puesto alguno. Y esto, siendo la Madre de Dios. Esto se ve reflejado en el momento más crucial de su vida, el nacimiento de su Hijo, donde no encontró posada, configurándose enteramente con Él que tenía que venir. Pidámosla imitar su ejemplo.
Pidamos también la intercesión de San Carlos Borromeo, gran santo italiano cuya fiesta celebramos hoy, amigo de San Felipe Neri y de San Ignacio de Loyola, con quienes es considerado una de las grandes figuras de la contrarreforma del siglo XVI.

Archivo del blog