Un día más el Señor nos espera,
solitario en el sagrario con infinita paciencia nos mira y enamorado nos ama,
somos preciosos ante Él. Bien conoce de nuestra torpeza y vuelve una y otra vez
con innumerables regalos para que podamos hacer su Voluntad. Uno de ellos es
esa carta que nos escribe cada día por medio de las lecturas. Palabra de Dios,
viva, actual y llena de sentido para cada día de nuestra vida.
En el Evangelio de hoy os invito a tener
un coloquio con Jesús sobre nuestras excusas, excusas que le ponemos cada que
fallamos una y otra vez. Pidamos que nos ilumine para ver todos esos balones
que echamos fuera.
Hoy, quizás, Jesús nos invita a mirar
dentro ¿Cómo está mi casa para acoger a Jesús? Lejos de caer en desanimo o
pesimismo, mirarnos debe despertar en nosotros un agradecimiento a Dios. Tal
como soy me amas Señor, gracias.
Que nuestra oración sea un dejarnos amar
por Él, y pedirle que cambie nuestro corazón, que aumente nuestra fe, que
aprendamos a escucharle y que nos de fuerza para llevar a cabo aquello que nos
pide.
María, regálanos un corazón como el tuyo.