18 febrero 2019. Lunes de la VI semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Hoy el Evangelio nos cuenta que Jesús negó a los fariseos la petición de un signo del cielo. Es una escena extraña porque la vida pública de Jesús está llena de signos. Todos los milagros de Jesús lo son, ya que todos quieren mostrar que Dios está con Él y que Él es el Hijo de Dios. De los más claros es la curación del paralítico, puesto que Jesús le libra de su parálisis para mostrar que Él tiene el poder de perdonar los pecados. También queda claro cuando Jesús dice que no puede hacer milagros -echar demonios- con el poder de Satanás porque entonces Satanás se estaría haciendo la guerra a sí mismo. Entonces, si Jesús está haciendo milagros siempre, ¿por qué se niega en esta ocasión? ¿Qué se oculta en el corazón de Jesús?
Una respuesta fácil es que les reprocha a los fariseos su ceguera. ¿Qué diferencia hay entre los signos que Jesús ya está haciendo y el signo que le piden? Eso es cierto, pero quisiera fijarme en otra cosa que nos puede estar diciendo Jesús. Los signos son un regalo, no algo que se exige o que se pide como prueba. Cada milagro de Jesús no es solo un regalo para la persona curada. Es un regalo para todos los hombres porque en él se muestra que Jesús es Dios. Y saber eso es un regalo. No lo merecemos. Nos lo da Dios porque Él quiere. Porque Él ha venido a buscarnos hace milagros. Tan regalo son la Encarnación, la Cruz y la Resurrección como el más pequeño de los milagros. Jesús nos invita a acercarnos a Él siempre con actitud agradecida, reconociendo que Él ya ha actuado antes de nuestro interés por Él y de manera gratuita. Veamos esto en la mirada airada de Jesús a los fariseos. Es un mensaje: mi amor es gratis, no se exige.
La lectura del Génesis refuerza ese mensaje. A pesar de que Caín ha hecho algo horrible. A pesar de que el Señor le había advertido de la tentación para que la evitara. A pesar de todo eso, el Señor quiere proteger la vida de Caín. Aunque él se vea como un desgraciado alejado totalmente de Dios, Dios no se aleja de él. Caín no lo merece, pero Dios da todo. Y lo da gratis.
¿Y a ti qué te está dando gratis Dios? ¿Qué te dice la mirada airada de Jesús? ¿Hacia qué regalo que te está dando quiere dirigir tu mirada?

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