8 febrero 2019. Viernes de la IV semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Hacemos un esfuerzo por ponernos en la presencia del Señor antes de hacer nuestro rato de oración de hoy. Si tienes la suerte de estar en la presencia de Jesús Eucaristía te será más fácil; pero, de todas formas, siente la presencia del Señor y de la Virgen a tu lado y encomiéndate a su ayuda.
Las lecturas de la misa de hoy tienen mucha fuerza y van a sernos de gran ayuda para nuestra oración. En la primera lectura san Pablo manda un mensaje a los hebreos que no es fácil comprender hoy. Desarrolla un código de conducta en el que se basa la caridad cristiana; esto era nuevo para la época; por desgracia, hoy también resultan, no nuevas, pero si molestas estas peticiones que hace el apóstol:
· Conservad el amor fraterno
· No olvidar la hospitalidad
· Acordaos de los presos y maltratados
· Respetad el matrimonio
· Vivid sin ansia de dinero
Estos deseos del apóstol han ido labrando los principios fundamentales de la caridad cristiana, la moralidad cristiana que hoy está siendo tan atacada y menospreciada; todo ello basado en las bienaventuranzas expuestas por Jesús en muchos momentos de su mensaje.
En el salmo responsorial se nos invita a la confianza en Dios y a esperar contra todo porque el Señor siempre nos mira y confía en nosotros. Confiar en Dios es la actitud esencial de todo cristiano hoy en día.
En el Evangelio se nos narra la muerte de Juan Bautista. Este personaje es muy importante en la vida de Jesús, ya se encarga Él mismo de santificarlo desde el seno de su madre, tres meses antes de nacer. De los muchos aspectos que se pueden destacar de la vida de Juan, quiero hacerte pensar en uno que no sólo pasa desapercibido, sino que hasta se nos ha presentado al revés: siempre se ha presentado a Juan Bautista como un hombre duro, inflexible. Date cuenta de lo falso que debe ser esta apreciación que, a pesar de que echaba en cara de Herodes su vida llena de pecado; Herodes lo apreciaba.
Es necesario hacer que nuestra vida cristiana, sin perder su esencia, sea atractiva y que los que ven a los cristianos puedan decir: “mirad cómo se aman”. Hay que lograr que nuestra forma de vivir el cristianismo, sin que pierda nada de su esencia, sea envidiable e imitable para todos.

Archivo del blog