Hacemos un esfuerzo por ponernos en la
presencia del Señor antes de hacer nuestro rato de oración de hoy. Si tienes la
suerte de estar en la presencia de Jesús Eucaristía te será más fácil; pero, de
todas formas, siente la presencia del Señor y de la Virgen a tu lado y
encomiéndate a su ayuda.
Las lecturas de la misa de hoy tienen
mucha fuerza y van a sernos de gran ayuda para nuestra oración. En la primera
lectura san Pablo manda un mensaje a los hebreos que no es fácil comprender
hoy. Desarrolla un código de conducta en el que se basa la caridad cristiana;
esto era nuevo para la época; por desgracia, hoy también resultan, no nuevas,
pero si molestas estas peticiones que hace el apóstol:
· Conservad el amor fraterno
· No olvidar la hospitalidad
· Acordaos de los presos y maltratados
· Respetad el matrimonio
· Vivid sin ansia de dinero
Estos deseos del apóstol han ido
labrando los principios fundamentales de la caridad cristiana, la moralidad
cristiana que hoy está siendo tan atacada y menospreciada; todo ello basado en
las bienaventuranzas expuestas por Jesús en muchos momentos de su mensaje.
En el salmo responsorial se nos invita a
la confianza en Dios y a esperar contra todo porque el Señor siempre nos mira y
confía en nosotros. Confiar en Dios es la actitud esencial de todo cristiano
hoy en día.
En el Evangelio se nos narra la muerte de
Juan Bautista. Este personaje es muy importante en la vida de Jesús, ya se
encarga Él mismo de santificarlo desde el seno de su madre, tres meses antes de
nacer. De los muchos aspectos que se pueden destacar de la vida de Juan, quiero
hacerte pensar en uno que no sólo pasa desapercibido, sino que hasta se nos ha
presentado al revés: siempre se ha presentado a Juan Bautista como un hombre
duro, inflexible. Date cuenta de lo falso que debe ser esta apreciación que, a
pesar de que echaba en cara de Herodes su vida llena de pecado; Herodes lo
apreciaba.
Es necesario hacer que nuestra vida cristiana, sin perder su esencia,
sea atractiva y que los que ven a los cristianos puedan decir: “mirad cómo se
aman”. Hay que lograr que nuestra forma de vivir el cristianismo, sin que
pierda nada de su esencia, sea envidiable e imitable para todos.