7 febrero 2019. Jueves de la IV semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


Jesús predica no solo por ciudades, sino también en las aldeas por la que pasa, para que aprendamos a actuar no solo en lo grande, sino también en lo pequeño.
Viendo el Señor, que aquellos que le rodeaban, ya estaban en condiciones de anunciar la Buena Noticia, hoy los envía de dos en dos y les da autoridad, incluso sobre los espíritus inmundos.
Los manda de dos en dos, y como dice S. Gregorio Magno, “porque son dos los preceptos de la caridad, el amor a Dios y del prójimo, y no puede existir ésta si no se da en ambos términos. De este modo nos insinúa que el que no tiene caridad para los demás, no debe tomar a su cargo el oficio de la predicación…”
También les insiste en la pobreza del enviado, es decir, en aquello que tienen, o que no tienen que llevar, para semejante menester… S. Beda encuentra en todo ello un sentido alegórico, pero será S. Agustín el que nos lo aclare con todo lujo de detalles:
1. El que trabaja merece que lo sustenten. Él no quería que ellos poseyeran o llevasen nada consigo; no porque la vida no tenga sus necesidades, sino porque de este modo los creyentes a quienes anunciases el Evangelio habrían de proveerlos de lo necesario.
2. El poder llevar bastón o báculo, simbolizaba el poder recibido de Jesucristo…
3. En cuanto a la alforja, se ha de entender los trabajos de la vida,
4. Por el pan, los placeres temporales.
5. Y por el dinero en el cinto, la sabiduría que se oculta…
¿Y nosotros, en el contexto actual, como salimos a predicar la Buena Noticia del Evangelio, y en donde hemos puesto nuestra confianza...? Ciertamente los tiempos han cambiado, aunque las necesidades son las mismas o mayores, dado el nivel de increencia que nos rodea.
Hoy lo más necesario sería el testimonio vivo de nuestro amor a Jesucristo y a su santo Evangelio. Un testimonio que pasaría por la austeridad de vida, frente a tanto derroche; por la seguridad de nuestras creencias, ante tanta duda existencial, y por la felicidad en nuestra fidelidad al Señor…
Pidamos por el fruto de una nueva evangelización.

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