27 febrero 2019. Miércoles de la VII semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

¿Qué saco de mi oración diaria? ¿Por qué no la dejo de hacer todos los días de mi vida? ¿Qué tiene que no me desengancho? ¿Por qué procuro cuidarla y si puedo aumentarla?
Estas y otras muchas que me puedo hacer, al comenzar y/o acabarla es la mejor inversión que puedo hacer para aumentar los beneficios que se desprenden de este tesoro descubierto un día en Ejercicios desde que me encontré con el Señor que salió a mi encuentro más interesado que yo mismo en ello.
El P. Nieto recién declarado venerable muy amigo del P. Morales, muy amigos cuando el P. Morales subía a Comillas para tener los cursillos de formación de militantes que duraban ocho meses, con uno de Ejercicios y otro de Marcha Evangélica y dialogaban, aconsejaba a los que hacían Ejercicios con él “no dejéis ningún día la oración, no os vayáis a la cama sin hacerla por lo menos un rato de examen para poner solución”.
Y es que la oración es la respiración del alma, si no oras te asfixias, las cosas que tienes que hacer te ahogan; te abruman de tal manera te enredan que ni siquiera las que tienes que hacerlas haces dándote vueltas. Pones un rato de oración en medio la vorágine que te rodea y sales poniendo en su lugar cada cosa y haciéndolas por orden de importancia y es que le Señor te ordena cuando a Él te acercas y le tocas el corazón. Cuantas experiencias tenemos todos de esto.
Por eso, quién tiene experiencia de Dios y hoy se acera a la primera lectura, siente una paz: “La sabiduría – mira a Jesús, Sabiduría del Padre de los cielos-educa a sus hijos y se cuida de los que la buscan. El que la ama, ama la vida y los que madrugan - en la oración- por ella, se llenarán de gozo. El que la adquiere, hereda la gloria y donde quiera que vaya, el Señor lo bendecirá.
Aquí tenemos las respuestas a las preguntas que nos hacíamos al empezar y podemos seguir leyendo el texto, mirando a Jesús en el Sagrario si estaos en su presencia o le hemos hecho presente al comenzar con una Comunión Espiritual de la que era tan amiga Santa Teresa y empujaba a sus monjas a hacer muchas a lo largo del día para no perder esa presencia a lo largo del día. Los que la (e) sirven, sirven al Santo, y a los que la aman, LOS AMA EL SEÑOR.
Y sigue el texto, dándonos lecciones para la vida en, en los caminos tortuosos para conducirte a él; en los miedos y temblores, en las pruebas que puedan venir o esté teniendo; en las exigencias de una vida ordenada, austera, comprometida... y tantas cosas que ocurren en la vida y por las que tenemos que pasar, para luego volver al camino recto, a sentir el gozo de la alegría plena, del conocimiento y ciencia para la vida y la Vida.
Pero atención: “Si él se desvía, lo abandonará y lo dejará a merced de su propia ruina”. ¡Qué peligro este del que se abandona a su propia vida, a sus criterios, que no se fía del guía, del director espiritual, de las inspiraciones que Jesús pone en su corazón, cuando pone por delante su “ego” su manera de ver, su protagonismo y no busca el de los demás que lo están ansiando descubrir en una acción apostólica eficaz!
Acudamos a María, Trono de la Sabiduría como la invocamos en las letanías, porque la llevó en sus entrañas y le dio su corazón. Que intercede con su súplica omnipotente porque como sabemos, “Nunca falla”.

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