Para comenzar nuestra oración nos
ponemos en la presencia del señor, le pedimos luz al Espíritu Santo para que
nos ilumine y también podemos pedir la intercesión de algún santo.
A lo largo de esta semana he podido
darme cuenta de lo mucho que apreciamos los días festivos como hoy, ya que
todos deseábamos ansiosamente que llegase ya el puente. Reflexionando un poco
sobre esto, terminé por enfocar este hecho desde otro punto de vista: ¿qué
tienen las semanas, la rutina, que nos hace querer salir huyendo siempre? o a
lo mejor no es lo que tiene, sino simplemente que algo falta.
En el salmo de hoy se repite “Este es el
grupo que viene a tu presencia, Señor”. Ir a la presencia del Señor, buscarle,
caminar hacia él debe ser nuestra rutina. Una rutina apasionante en la que no
hace falta puentes. Para poder vivirla las lecturas nos dan dos claves. La
primera, somos hijos de Dios hechos a su imagen y semejanza, y hemos sido salvados
por Él. No hay mejor razón para vivir buscando al Señor que esta. La
segunda clave, viene en el evangelio. En las Bienaventuranzas Jesús nos propone
una manera de vivir opuesta al mundo. Una serie de claves que aplicar a nuestro
día a día para vivir caminando hacia Él.
En definitiva, en el día de hoy, que
celebramos la fiesta de todos los Santos, se nos invita justo a eso, a vivir la
santidad, es decir, vivir de caminando hacia el Señor. En este rato de oración
os invito a darle vueltas a estas ideas, desde mi vida, mi rutina y mi
situación reflexionar esa Rutina, que es vivir hacia Dios, que se nos ofrece
hoy. Para ello que mejor que apoyarnos en la escritura: en la primera lectura
aparece el por qué (salvados por amor) y en el evangelio el cómo (Bienaventuranzas).
Para acabar nuestro rato de oración hoy
no puede faltar un pequeño coloquio con la Virgen, que pongamos a sus pies
todas nuestras inquietudes, ilusiones, proyectos, y comentar con ella
como nos ha ido la oración.