Tres puntos de oración que voy a
platearte para tu consideración en este rato de oración. Pero antes vamos a
hacer un esfuerzo por ponernos en la presencia del Señor. Dios está a tu lado,
te envuelve por todos los lados y ha deseado toda la noche que llegue este
momento para estar contigo en la oración.
El primer punto es caer en la cuenta de
que hoy es la fiesta de San Francisco de Sales. Este santo es uno más de la
gran corona de santidad que celebró nuestra nación en el siglo de oro de la
santidad española. Este hombre reúne en sí todos los grandes valores. Desempeña
cargos muy importantes junto al Emperador Carlos V y después abandona todos los
lujos y honores y entra en la Compañía de Jesús. Consigue dar un impulso enorme
a la difusión de la Compañía en el mundo y sobre todo en misiones.
Cuando muere la emperatriz Isabel de
Portugal; Calos V le encarga a Francisco de Borja que lleve su cadáver a
Granada para ser enterrado allí. Al descubrir el cuerpo de la Emperatriz se
encuentra en avanzado estado de putrefacción y Francisco de Borja exclama:
“Nunca volveré a servir a señora que se me pueda morir”
El segundo punto viene al hilo de la
primera lectura de hoy. La sagrada escritura debe jugar un papel esencial en
nuestra vida espiritual. La presencia del Señor en la biblia hace que este
libro sea diferente a todos los demás libros de devoción. Leer la biblia en
privado y sobre todo en comunidad hace que Dios se coloque en medio de todos
con una fuerza única. La sagrada escritura tiene una fuerza especial para
comunicarnos algo de parte de Dios.
Lee esta mañana los textos que nos
proponen en la misa de hoy y muestra especial devoción por la Sagrada
Escritura.
Y el tercer punto que te propongo para
la oración de hoy se apoya en la lectura del Evangelio de hoy. El Papa
Francisco nos ha propuesto dedicar este mes de octubre especialmente a las
misiones: pide al dueño de la mies que envíe obreros a la cosecha. El grano ya
está en su sazón y conviene segarlo, las uvas están maduras y hay que
vendimiarlas. Los misioneros son una vocación especial en la Iglesia y tú
tienes que plantearte si estás llamado. Ser misionero es tener un fuego dentro
que no se puede detener. Llevar el Evangelio hasta los más lejanos confines de
la tierra sigue siendo la misión que el Señor nos mandó, justo antes de
ascender al cielo.
Vamos a rezar por los misioneros de
forma especial, y de forma singular por nuestros hermanos cruzados y militantes
que se encuentran en Perú, por ellos y por sus familias.
Para terminar, pídele a la Virgen que
cuide a sus hijos misioneros y que aumente en número y santidad la presencia de
nuestros misioneros.