3 octubre 2019. Jueves de la XXVI semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


Tres puntos de oración que voy a platearte para tu consideración en este rato de oración. Pero antes vamos a hacer un esfuerzo por ponernos en la presencia del Señor. Dios está a tu lado, te envuelve por todos los lados y ha deseado toda la noche que llegue este momento para estar contigo en la oración.
El primer punto es caer en la cuenta de que hoy es la fiesta de San Francisco de Sales. Este santo es uno más de la gran corona de santidad que celebró nuestra nación en el siglo de oro de la santidad española. Este hombre reúne en sí todos los grandes valores. Desempeña cargos muy importantes junto al Emperador Carlos V y después abandona todos los lujos y honores y entra en la Compañía de Jesús. Consigue dar un impulso enorme a la difusión de la Compañía en el mundo y sobre todo en misiones.
Cuando muere la emperatriz Isabel de Portugal; Calos V le encarga a Francisco de Borja que lleve su cadáver a Granada para ser enterrado allí. Al descubrir el cuerpo de la Emperatriz se encuentra en avanzado estado de putrefacción y Francisco de Borja exclama: “Nunca volveré a servir a señora que se me pueda morir”
El segundo punto viene al hilo de la primera lectura de hoy. La sagrada escritura debe jugar un papel esencial en nuestra vida espiritual. La presencia del Señor en la biblia hace que este libro sea diferente a todos los demás libros de devoción. Leer la biblia en privado y sobre todo en comunidad hace que Dios se coloque en medio de todos con una fuerza única. La sagrada escritura tiene una fuerza especial para comunicarnos algo de parte de Dios.
Lee esta mañana los textos que nos proponen en la misa de hoy y muestra especial devoción por la Sagrada Escritura.
Y el tercer punto que te propongo para la oración de hoy se apoya en la lectura del Evangelio de hoy. El Papa Francisco nos ha propuesto dedicar este mes de octubre especialmente a las misiones: pide al dueño de la mies que envíe obreros a la cosecha. El grano ya está en su sazón y conviene segarlo, las uvas están maduras y hay que vendimiarlas. Los misioneros son una vocación especial en la Iglesia y tú tienes que plantearte si estás llamado. Ser misionero es tener un fuego dentro que no se puede detener. Llevar el Evangelio hasta los más lejanos confines de la tierra sigue siendo la misión que el Señor nos mandó, justo antes de ascender al cielo.
Vamos a rezar por los misioneros de forma especial, y de forma singular por nuestros hermanos cruzados y militantes que se encuentran en Perú, por ellos y por sus familias.
Para terminar, pídele a la Virgen que cuide a sus hijos misioneros y que aumente en número y santidad la presencia de nuestros misioneros.

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