El 29 de septiembre la Iglesia celebro a
los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael; y que este año, por caer en domingo,
pasaron desapercibidos… Hoy 2 de octubre celebramos también a los Santos
Ángeles Custodios, aquellos que Dios nos dio a cada uno de nosotros, y de los
cuales hoy nos habla el evangelio.
Quisiera invitaros a que, en este día,
hiciéramos nuestra oración con los textos del Catecismo sobre los ángeles, pues
son sumamente ricos en contenido y doctrina, y nos pueden ayudar a afianzar
nuestra devoción y amor hacia ellos…
La existencia de los ángeles, verdad de
fe
328 La
existencia de seres espirituales, no corporales, que la sagrada Escritura llama
habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es
tan claro como la unanimidad de la Tradición.
Quiénes son los ángeles
329 San
Agustín dice respecto a ellos: Angelus officii nomen est, non naturae. Quaeris
nomen huius naturae, spiritus est; quaeris officium, angelus est: ex eo quod
est, spiritus est, ex eo quod agit, angelus ("El nombre de ángel indica su
oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un
espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel")
(Enarratio in Psalmum, 103, 1, 15). Con todo su ser, los ángeles son servidores
y mensajeros de Dios. Porque contemplan "constantemente el rostro de mi
Padre que está en los cielos" (Mt 18, 10), son "agentes de sus
órdenes, atentos a la voz de su palabra" (Sal 103, 20).
330 En
tanto que criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son
criaturas personales (cf Pío XII, enc. Humani generis: DS 3891) e inmortales
(cf Lc 20, 36). Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El
resplandor de su gloria da testimonio de ello (cf Dn 10, 9-12).
Cristo "con todos sus ángeles"
331 Cristo
es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen: "Cuando
el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles..."
(Mt 25, 31). Le pertenecen porque fueron creados por y para Él: "Porque en
él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y
las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades:
todo fue creado por Él y para Él" (Col 1, 16). Le pertenecen más aún
porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: "¿Es que no
son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de
heredar la salvación?" (Hb 1, 14).
332 Desde
la creación (cf Jb 38, 7, donde los ángeles son llamados "hijos de
Dios") y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos,
anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de
su realización: cierran el paraíso terrenal (cf Gn 3, 24), protegen a Lot (cf
Gn 19), salvan a Agar y a su hijo (cf Gn 21, 17), detienen la mano de Abraham
(cf Gn 22, 11), la ley es comunicada por su ministerio (cf Hch 7,53), conducen
el pueblo de Dios (cf Ex 23, 20-23), anuncian nacimientos (cf Jc 13) y
vocaciones (cf Jc 6, 11-24; Is 6, 6), asisten a los profetas (cf 1 R 19, 5),
por no citar más que algunos ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el
nacimiento del Precursor y el del mismo Jesús (cf Lc 1, 11.26).
333 De la
Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la
adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce «a su
Primogénito en el mundo, dice: "adórenle todos los ángeles de Dios"»
(Hb 1, 6). Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de
resonar en la alabanza de la Iglesia: "Gloria a Dios..." (Lc 2, 14).
Protegen la infancia de Jesús (cf Mt 1, 20; 2, 13.19), le sirven en el desierto
(cf Mc 1, 12; Mt 4, 11), lo reconfortan en la agonía (cf Lc 22, 43), cuando Él
habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos (cf Mt 26, 53)
como en otro tiempo Israel (cf 2 M 10, 29-30; 11,8). Son también los ángeles
quienes "evangelizan" (Lc 2, 10) anunciando la Buena Nueva de la
Encarnación (cf Lc 2, 8-14), y de la Resurrección (cf Mc 16, 5-7) de Cristo.
Con ocasión de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ángeles (cf Hb 1,
10-11), éstos estarán presentes al servicio del juicio del Señor (cf Mt 13, 41;
25, 31 ; Lc 12, 8-9).
Los ángeles en la vida de la Iglesia
334 De
aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y
poderosa de los ángeles (cf Hch 5, 18-20; 8, 26-29; 10, 3-8; 12, 6-11; 27,
23-25).
335 En su
liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo
(cf Misal Romano, "Sanctus"); invoca su asistencia (así en el
«Supplices te rogamus...» [«Te pedimos humildemente...»] del Canon romano o el
«In Paradisum deducant te angeli...» [«Al Paraíso te lleven los ángeles...»] de
la liturgia de difuntos, o también en el "himno querúbico" de la
liturgia bizantina) y celebra más particularmente la memoria de ciertos ángeles
(san Miguel, san Gabriel, san Rafael, los ángeles custodios).
336 Desde
su comienzo (cf Mt 18, 10) hasta la muerte (cf Lc 16, 22), la vida humana está
rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 10-13) y de su intercesión (cf Jb 33,
23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). "Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su
lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida" (San Basilio
Magno, Adversus Eunomium, 3, 1: PG 29, 656B). Desde esta tierra, la vida
cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y
de los hombres, unidos en Dios.