Hoy la Iglesia nos pone a san Juan Pablo
II papa polaco, venido de lejos tras el telón de acero, había sufrido la
persecución comunista que durante su largo y fecundo pontificado supo llevar a
la Iglesia al tercer milenio. Hizo caer las barreras y el muro de Berlín, llevó
a buena noticia del Evangelio, Jesucristo por todas las naciones con sus viajes
entusiasmando a los jóvenes con Jesucristo único que puede llenas las
aspiraciones de los más intrépidos.
Con sus palabras al ser nombra y salir
al balcón ya nos cautivó: “¡Alabado sea Jesucristo… abridle las puertas, no
tengáis miedo!”. Sus palabras resuenan en todos los que arrancamos con él en
los mejores años de nuestra vida. El Espíritu Santo elige para cada momento de
la historia y así para llevar las enseñanzas del Concilio Vaticano II, abrir
nuestros corazones a la gracia designó a s. Juan Pablo II.
Ahora ocurre otro tanto con Francisco I
para nuestro tiempo. Si nos fijamos en la carta que escribe a los jóvenes,
“Cristo te ama, Cristo te salva, Cristo vive” está dando respuesta a los
grandes interrogantes que se plantean.
• Podíamos tomar estos tres puntos para nuestra
meditación de mañana: Pensar que el Papa, Cristo en la tierra, como decía
santa Catalina de Siena, está frente al sagrario reclinado sobre su escritorio
escribiéndote:
1.DIOS TE AMA
112. Ante todo quiero decirle a cada uno
la primera verdad: “Dios te ama”. Si ya lo escuchaste no importa, te lo quiero
recordar: Dios te ama. Nunca lo dudes, más allá de lo que te suceda en la vida.
En cualquier circunstancia, eres infinitamente amado.
115. Para Él realmente eres valioso, no
eres insignificante, le importas, porque eres obra de sus manos […]. No quiere
llevar la cuenta de tus errores y, en todo caso, te ayudará a aprender algo
también de tus caídas.
2. CRISTO TE SALVA
119. Ese Cristo que nos salvó en la Cruz
de nuestros pecados, con ese mismo poder de su entrega total sigue salvándonos
y rescatándonos hoy. Mira su Cruz, aférrate a Él, déjate salvar […] Y si pecas
y te alejas, Él vuelve a levantarte con el poder de su Cruz […].
120. El amor del Señor es más grande que
todas nuestras contradicciones, que todas nuestras fragilidades y que todas
nuestras pequeñeces. Pero es precisamente a través de nuestras contradicciones,
fragilidades y pequeñeces como Él quiere escribir esta historia de amor.
3. ÉL VIVE
125. Si Él vive, entonces sí podrá estar
presente en tu vida, en cada momento, para llenarlo de luz… Aunque todos se
vayan Él estará, tal como lo prometió…
126. En tu vida el mal tampoco tendrá la
última palabra, porque tu Amigo que te ama quiere triunfar en ti. Tu salvador
vive.
129. Si entras en amistad con Él y
empiezas a conversar con Cristo vivo sobre las cosas concretas de tu vida, esa
será la gran experiencia fundamental que sostendrá tu vida cristiana. Esa es
también la experiencia que podrás comunicar a otros jóvenes.
Acabemos con estas palabras que llevamos
a la oración y las tomemos como es el mismo Jesús quien nos las dice:
122. Jóvenes amados por el Señor,
¡cuánto valen ustedes si han sido redimidos por la sangre preciosa de Cristo!
Jóvenes queridos, ustedes ¡no tienen precio! ¡No son piezas de subasta! Por
favor, no se dejen comprar, no se dejen seducir…
¡A qué dignidad hemos sido llamados por
el bautismo! Como Juan Pablo fue para nuestra generación, así es ahora
Francisco para la nuestra. Porque la llamada es permanente, para todos siempre.
Santa María, tú que la escuchaste por el
ángel y fuiste fiel, haznos a nosotros también, que no seamos sordos a su
llamamiento a cada momento.