30 octubre 2019. Miércoles de la XXX semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


En el Evangelio, la respuesta de Jesús a la pregunta "¿Quién se salvará?", no tiene que ver con el número de salvados sino con la actitud y las opciones que elije cada persona. Todo depende de nuestro seguimiento o no del camino de Jesús. Para ello, Jesús utiliza dos dichos para dar una enseñanza sobre el tema de la salvación:
Entrad por la puerta estrecha, es decir por el camino estrecho y difícil que no todos eligen. Camino que implica, en consecuencia, elección, opción libre, esfuerzo, constancia, lucha, porque muchos querrán entrar y no podrán. El esfuerzo no supone acumular acciones y méritos en beneficio propio, sino escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica. Entrar en la comunidad de Jesús implica adherirse a su persona y asumir su proyecto como algo esencial y valioso para el creyente.
La puerta cerrada, habla del dueño de la casa que ha cerrado la puerta y los que se han quedado fuera y quieren entrar comienzan a llamar. La imagen nos recuerda la entrada a las ciudades con sus dos puertas en la muralla, una para los carruajes y otra más pequeña para las personas, pero ambas están cerradas. Algunos de los que se han quedado fuera consideran que es un error, han llegado tarde, se les ha echado la noche encima y llaman queriendo entrar. La doble respuesta negativa del dueño “no sé quiénes sois” era la fórmula utilizada por los judíos para declarar la exclusión de la comunidad. No basta haber oído o comido con Jesús, lo verdaderamente importante es la relación de amor de cada discípulo con Él.
De esta forma, vemos cómo los valores del Reino de Dios no coinciden con los valores del mundo, donde prevalece el deseo de los primeros puestos. Pero aún estamos a tiempo, todavía podemos hacernos últimos, con los últimos y sumarnos al número de los salvados. Eso es lo que Dios quiere y lo que nosotros en el fondo de nuestro corazón queremos.

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