La oración es el encuentro con Dios que
debe disponernos al encuentro con los demás, por el amor y el servicio
desinteresado.
Nos ponemos en la presencia de Dios en
este inicio de la semana dentro del mes misionero y mes de Rosario
Calixto es el primer papa, después de
san Pedro, que figura como mártir en el Martirologio romano más antiguo que se
conoce. Su tumba en la Vía Aurelia, descubierta en 1960 y aparentemente
construida bajo el pontificado de Julio I, contiene referencias a su
martirio, el cual consistió en ser bastoneado hasta la muerte, para luego ser
arrojado su cadáver a un pozo donde hoy se alza
la basílica de Santa María en Trastévere, iglesia fundada por el
mismo Calixto.
Calixto I (Roma, ha. 155 - † 222) fue el papa nº 16 de la
Iglesia católica de 217 a 222.
Las lecturas nos dan fuerza para la
misión:
ü Por
él hemos recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la
fe entre todos los gentiles, para gloria de su nombre. Entre ellos os
encontráis también vosotros, llamados de Jesucristo.
ü El
Señor da a conocer su salvación
ü A
esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás.
El ser humano es capaz de lo mejor y
también de lo peor, lo ha puesto de manifiesto a lo largo de la historia; así
es en el momento presente y así será mientras el mundo sea mundo. Jesús es
consciente de lo roto que está el corazón del ser humano, herido por el
misterio del pecado original y por tantos pecados cometidos. Pero Él ha venido
a redimirlo, a salvarlo, entrando hasta el fondo del misterio del mal.
Curiosamente, los que primero están dispuestos a reconocerlo no son los más
cercanos, sino los de la periferia: la reina de Saba y los ninivitas. Ojalá, y
pronto, se caigan las vendas de nuestros ojos que nos impiden ver y reconocer
en Jesús al único salvador de todos.
Que preparemos la fiesta de mañana,
festividad de Santa Teresa, para pedir por la Iglesia.
Ofrecemos el rosario por los misioneros
y las personas que sufren.