A puntito estamos de terminar la Navidad
con el Bautismo del Señor. Por ahora, lo que hemos terminado, es la primera
semana de vuelta a la rutina después de las fiestas.
El Evangelio que hoy se nos propone, es
una oportunidad para mostrarnos que lo que nos trajo ese niño, que ya es un
hombre, no es una liberación ideal general y vaga. Nos trae una liberación
real, que se aplica personalmente, a cada persona que la busca en ti como la
buscó este leproso.
“Señor, si quieres puedes limpiarme” y
Él ¡¡claro que quiere!!, pero para orar, para hacer una oración de petición, o
del tipo que sea, lo primero es “ponerse” delante de ti, en tu presencia.
Recogerse y saberse ante ti. Hacer oración es ante todo “estar”, y
cuando se está, hablar.
Quédate un rato largo, después de la
misa, delante del Santísimo. Si hoy no pudieras ir, al menos pásate a hacerle
una visita. Estar es al primer paso para hablar… y escuchar, el primer paso
para que te vaya liberando.