Comenzamos un
nuevo año civil, esperamos rico en frutos de santidad y apostólicos que serán
resultado de nuestra vida espiritual que cultiva fundamentalmente nuestra
oración. Por eso lo importante que es cuidar nuestra oración de cada día que
queda indicado en el examen de la misma que sostiene hace crecer.
Celebramos a
san Vicente, diácono mártir que derramó su sangre por Cristo, no temió las
amenazas de los jueces y así alcanzó el reino de los cielos. Como ellos, estar
preparados y ahora vamos a tiempos recios en que hay que armarse de valor para
serlo.
Hay perros
adiestrados para buscar dónde hay vida que usa la policía, por ejemplo, en una
casa oculto o en el campo. Uno de estos perros, un caso especial se quedó
sentado sobre sus patas traseras mirando hacia el sagrario en una iglesia y no
se movía. Esta escena, me hacía reflexiona que así debía ser mi oración: quieto
mirando hacia el sagrario donde está el rey de la Vida esperándome siempre,
nunca falla a la cita y quiere transmitírmela a mí. Algo maravilloso y más
maravilloso cuanto mayor es mi fe: caer en la cuenta de que es el momento más
importante del día, la entrevista más famosa, de donde salgo con la eternidad
en la cabeza, Dios en el corazón, si no puedo con la misa, una comunión
espiritual y el mundo a los pies.
¿Quién le dio
a David esa fuerza, siendo un muchacho de ofrecerse a ir a luchar contra
Goliat? Él mismo nos lo dice: “Tú vienes contra mí con espada, lanza y
jabalina. En cambio, yo voy contra ti con EN EL NOMBRE DEL SEÑOR DEL UNIVERSO,
Dios de los ejércitos de Israel al que has insultado y te has reído de ÉL. El
Señor te va a entregar en mis manos.” ¡Qué fuerza tiene la oración, es el poder
de Dios que se mete en el alma del que la hace! Ahora nos explicamos a los
mártires, a David, al que, en medio de la clase, la calle, el trabajo, estudio,
descanso, viaje, habla así, transmite lo que vive. Las ideas se entienden
cuando se viven y se dejan de entender cuando se dejan de vivir, lo empezamos a
vivir en la oración, por eso como es tu oración, así es tu vida. Si es una
hoguera ardiente, fuego transmites como san Benito escribía hablando de la
misma.
También en el
evangelio que nos narra el milagro de Jesús a un hombre que tenía la mano
paralizada, ante aquellos que le observaban para ver si curaba en sábado, Se
dirige a ellos y les pregunta si está permitido hacer lo bueno o lo malo,
salvar la vida de un hombre o dejarlo morir y mientras ellos callaban, armado
de la fuerza de Dios, que sacaba de la oración, se dirige aquél hombre
“Extiende la mano”. Y quedó restablecida. Y ante este hecho inaudito de hacer
el bien una persona, salieron decididos a acabar con Él.
¡Qué lecciones
tan maravillosas nos presentan las lecturas del Tiempo ordinario, 34 semanas en
las que siguiendo el Evangelio vamos conociendo a Jesús, para que,
conociéndole, le amemos y amándole le sigamos, imitemos sus ejemplos! Venzamos
la timidez demos la cara y ofrezcamos la invitación a seguirle si quieren
salvarse.
Santa María,
que le contemplemos en estas dos escenas de las lecturas de David y el hombre
de la mano paralizada, que armados de valor, tomemos nuestra honda y marchemos
en el NOMBRE DEL SEÑOR Y TENGAMOS VALOR PARA EXTENDER LA MANO A TODOS LOS QUE
NOS RODEAN Y QUE ELLOS TAMBIÉN LA EXTIENDAN HACIA ÉL.