Vamos haciendo silencio poco a poco.
Móvil en modo avión. Respiramos y nos serenamos. Entramos en el silencio que
nos permite escuchar a Dios. Jesús también se retiraba buscando la calma cuando
iba a orar.
La palabra de Dios hoy nos sorprende.
Israel parece completamente abandonado por Yahvé. En el salmo lloran su
sensación de orfandad. Pero no es Dios quien se aleja de ellos, sino que su
corazón está lejos de Dios.
El evangelio nos muestra con sencillez
que el cambio se debe dar en nosotros. “Si quieres puedes limpiarme” es la
expresión de un corazón abierto a la acción de Dios. Que no acude a él como a
un mago solucionado de problemas sino como a aquél que puede cambiar por
completo nuestra existencia. Necesitamos acercarnos a Dios con más limpieza de
corazón, con más fe, con más confianza. Porque Él quiere, pero tenemos que ser
capaces de purificar nuestra intención cuando acudimos a Él.
Pidamos ese don hoy a través de la
Virgen.