17/1/2020. San Antonio, abad


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (6, 10-13. 18)
Hermanos: Buscad vuestra fuerza en el Señor y en su invencible poder. Poneos las armas que Dios da, para poder resistir a las estratagemas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados, autoridades y poderes que dominan este mundo de tinieblas, contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal. Por eso, tomad las armas de Dios, para poder resistir en el día fatal y, después de actuar a fondo, mantener las posiciones. Orad en toda ocasión con la ayuda del Espíritu. Tened vigilias en que oréis con constancia por todos los santos. Palabra de Dios.
Salmo responsorial (Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11)
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tu eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. R.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (19, 16-26)
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?» Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.» Él le preguntó: «¿Cuáles?» Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo». El muchacho le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?» Jesús le contestó: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo». Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico. Jesús dijo a sus discípulos: «Creedme: difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos». Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: - «Entonces, ¿quién puede salvarse?» Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo».

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