30 enero 2020. Jueves de la III semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


La lámpara sobre el candelero
El fervor de los grandes predicadores y evangelizadores cuya vida se entregó al apostolado, inspira nuestra llamada a evangelizar hoy... Ellos supieron sobrepasar muchos obstáculos a la evangelización; también nuestra época conoce numerosos obstáculos entre los cuales nos limitamos a mencionar la falta de fervor. Tanto más grave porque viene de dentro; se manifiesta en el cansancio y desencanto, la rutina y el desinterés, y sobre todo la falta de gozo y esperanza. Pidamos, pues, por los que tienen la tarea de evangelizar, para que sean capaces de alimentar en ellos el fervor del espíritu. Y ya que estamos, nos sintamos nosotros mismos llamados a ser evangelizadores.
Conservemos el fervor del espíritu. Mantengamos el dulce y reconfortante gozo de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas. Que para nosotros –tal como lo fue para Juan Bautista, para Pedro y Pablo, para los demás apóstoles, para una muchedumbre de admirables evangelizadores a lo largo de la historia de la Iglesia- sea un impulso interior que nunca nadie ni nada pueda apagar. Que sea el gran gozo de nuestras vidas entregadas. Y que el mundo de nuestro tiempo que busca, tan pronto en la angustia, tan pronto en la esperanza, pueda recibir la Buena Noticia, no de evangelizadores tristes y descorazonados, impacientes o ansiosos, sino de ministros del Evangelio cuya vida irradia fervor, que son ellos mismos los primeros en recibir el gozo de Cristo, y aceptan poner en juego su vida para que el Reino sea anunciado y la Iglesia implantada en el corazón del mundo.

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