13 abril 2020. Lunes de la Octava de Pascua – Puntos de oración


Hoy vuelve a ser Domingo de Resurrección. Hoy es Domingo de Resurrección. Hoy Cristo ha resucitado. ¿Se aparecerá ante nosotros? Para eso estamos aquí, comenzando este rato de oración. No somos nosotros los que permitimos que Él se nos aparezca en este momento de oración. A pesar de que hayamos buscado el hueco, de nuestros esfuerzos por quedarnos en silencio y a solas… Lo ha hecho Él. Sin Él, sin su acción, sin su Resurrección, ni se nos habría pasado por la cabeza hacer ninguna de esas cosas. Así pues, el Señor viene ahora a nosotros a proclamar su Resurrección.
Esta es la primera alegría de la Pascua. La de las mujeres a las que se les aparece Jesús. El Derrotado es el Victorioso. El que parece que no hace nada, lo ha hecho todo. Estamos en sus manos. Nos ha sorprendido. ¡Hoy es un día para sorprenderse! ¡Estos son los días de la sorpresa de Dios! Ayer nos sorprendíamos con las mujeres porque el que había muerto, estaba vivo. Hoy eso ya ha pasado. Hoy volvemos a nuestra rutina, a nuestros problemas, a la situación que nos asola… ¡Pero no! La Resurrección del Señor vuelve hoy de nuevo. Hoy también hemos de sorprendernos.
Si la muerte no ha podido con el Señor, tampoco podrá la rutina. La prueba es este rato en que te has acercado a Él. En que Él ha hecho que te acerques a Él. Ni siquiera esta rutina más mortecina en la que no podemos salir de casa, y quizá marcada por el sufrimiento, enfermedad o pérdida de un ser querido… Él vuelve, no se cansa de volver. Nunca se ha ido. Vuelve siempre con la gloria de su Resurrección. Dejemos que nos inunde su Gloria, su alegría, su paz. Dejemos que hoy sea de nuevo, Domingo de Resurrección.

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