27 abril 2020. Lunes de la III semana de Pascua – Puntos de oración


Estas frases de la Palabra de Dios en las lecturas de hoy nos pueden meter en clima de oración:
· Su rostro les pareció el de un ángel
· Fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús
· Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
· (Esta es la voluntad del Padre): Que creáis en el que él ha enviado
Puestos en la presencia de Dios, dirigiendo a él nuestro corazón, poniendo todo lo nuestro en sus manos con confianza, pedimos luz al Espíritu Santo para comprender “las Escrituras”.
Hay una gran similitud entre lo que sucedió con Esteban y las escenas que narra san Juan al comienzo del capítulo 6 de su evangelio. Se puede resumir en estas frases:
· Sobre Esteban: Lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo.
· Sobre Jesús: Había saciado a cinco mil hombres, y sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.
· Sobre Esteban: Fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.
· Sobre Jesús: Fueron a Cafarnaúm en su busca. Y les dijo: me buscáis porque comisteis pan hasta saciaros.
En ambos casos, pesé a la admiración que despertaron, la gente no entendió lo que querían transmitir. Y la cosa terminó en la lapidación de Esteban y en que a Jesús lo dejaron solo.
Pero el Padre estaba con ellos, y se vuelve a repetir la historia: por la cruz a la luz. El martirio de Esteban dio lugar a la primera Misión de los apóstoles fuera de Jerusalén, y el discurso del pan de vida, a la fe profunda de sus discípulos en Jesús, cumpliendo su petición: Que creáis en el que él ha enviado.
De la meditación de estas lecturas podemos sacar de nuevo la misma lección que el Señor nos viene repitiendo desde el primer domingo de Pascua: No temáis, creed en mí, yo he vencido al mundo. Es decir, he vencido a la muerte, al dolor, a la soledad.
Pero ¿cómo los ha vencido? Pasando por ellos, dándoles un sentido, uniéndose a cada persona que sufre.
Jesús nos pide de nuevo hoy que creamos en él, que nos pongamos en sus manos, que no queramos hacer nosotros la misión, que dejemos que él la haga en nosotros. Que confiemos en su amor.
Madre, alcánzanos esa confianza, la que tu tuviste en tu Hijo, concédenos ese regalo. Un regalo que nos llena de alegría. Como dice el salmo de hoy:
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

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