Hoy el Señor quiere recordarnos su Amor
inmenso por nosotros y su infinita misericordia.
Con Judas nos acercamos a nuestra
realidad. Traicionamos a Jesús, quizás con nuestros actos, quizás con nuestras
omisiones. Con nuestra pequeñez para corresponder a tan grande Amor. Nos
buscamos escusas (las 30 monedas de plata) pero si nos paramos hay algo mucho
más profundo.
Vamos a acercarnos hoy a Jesús y vamos a
decirle, soy yo maestro. No sé quererte, ayúdame. Esperaba que esto fuera
distinto, aumenta mi fe. No entiendo por qué pasan las cosas, regálame
descubrir para qué. Jesús, soy yo el que te traiciona, perdóname.
Nuestra traición se convertirá en la
clave para acercarnos a Jesús, para hacernos más pequeñitos y darle la
oportunidad a Él de que actúe por medio de nosotros.
Justo a las puertas de la pasión del
Señor, vamos a regalarle todas nuestras traiciones para que Él las convierta en
Amor.
Señor, soy yo.