3 abril 2020. Viernes de la V semana de Cuaresma – Puntos de oración


Para la mayoría de vosotros será imposible, en las circunstancias en que estamos, hacer este rato de oración delante de un sagrario; pero eso a Dios hoy no le importa. Tienes al Señor a tu lado y te animo a sentir su presencia hoy más que nunca.
Hoy es “viernes de dolores”. Durante esta semana de pasión nos estamos introduciendo en la semana santa y nos disponemos a vivir la Pasión del Señor de forma única. La primera lectura, de Jeremías, nos introduce varios siglos antes en las horas previas a la pasión. La pandemia que estamos viviendo también nos está produciendo dolor porque se está llevando a algunos de nuestros seres más queridos: padres y abuelos. Pero en medio de toda esta crispación surge la figura de Cristo que nos consuela y nos ayuda a ver estos hechos con otra perspectiva.
En el peligro invoqué al Señor, y Él me escuchó”.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos.
Me cercaban olas mortales,
Torrentes destructores me aterraban,
Me envolvían las redes del abismo;
Me alcanzaban los lazos de la muerte.
En el peligro invoqué al Señor,
Grité a mi Dios:
Desde su templo Él escuchó mi voz,
Y mi grito llegó a sus oídos.
El salmo 17 refleja perfectamente nuestros sentimientos de impotencia y a la vez plena confianza en Dios y pro último en el Evangelio Jesús no se cansa de repetirnos que Él es Dios y sobre todo que está ahí para nosotros y por nosotros.
Dios nos ha puesto precio, porque somos preciosos a sus ojos. Tú eres la persona por la que murió en una cruz, pagó un alto precio por ti y por mí porque somos los más apreciados a sus ojos. Cada persona que muere en medio de esta enfermedad es preciosa a sus ojos; moriría en la cruz todas las veces que fuera necesario. Por eso, vuélvete a Él y dile: “yo te amo, Señor, Tu eres mi fortaleza”.
Acompaña a la Virgen en estos momentos tan dolorosos de la pasión y muerte del Señor.

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