“Hoy es el sorteo de la Navidad” así figura en el calendario que tengo
enfrente de mi mesa. Es la noticia que más destaca. Es un calendario de N. Sra.
de los Ángeles, la Patrona. Muchos días preocupados por comprar lotería de
Navidad, cuando el verdadero “Gordo” nos llega a todos la noche del 24, pues
nos trae mucho más que lo que se puede comprar con dinero, como dice la
canción: amor, paz y felicidad.
Esto es lo que nos da la oración que hacemos cada día que por medio de
su Espíritu ora en nosotros y su presencia con sus dones y gracias que no se
pueden comparar con nada de lo que nos da el mundo. Ávidos de esta lotería
divina entramos en la presencia de Dios para hacer nuestra oración, el rato más
valioso del día que debemos cuidar con la preparación: “Que nuestras
intenciones acciones y operaciones sean encaminadas en servicio y alabanza de
Su santa voluntad”.
La riqueza de las lecturas de estos días con el resonar del “VEN, SEÑOR,
no tardes, date prisa en socorrernos”. Urgiendo al Señor: “Date prisa”. Pensándolo
bien, me imagino al Señor sonriendo como si no nos conociera y sabe lo que más
urgente necesitamos: Su presencia en nuestros corazones y con Él musitar estar
atrevidas frases telegráficas que nos pone en los aleluyas:
¡Oh, Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia, ven y salva al
hombre que formaste del barro de la tierra! (una de las antífonas que han
empezado a sonar desde el día 18 N. Sra. de la “O” porque todas empiezan por
“¡OH!” que es la Virgen de la Esperanza ¿Por? Está en cinta y espera un hijo”
¡Oh, Enmanuel, rey legislador nuestro, ven a salvarnos, Señor, Dios
nuestro!
¡Oh! Raíz de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos.
¡Oh! Pastor de la casa de Israel, que en el Sinaí diste a Moisés tu ley,
ven a rescatarnos con el poder de tu brazo.
¡Oh! Sabiduría del Altísimo. que lo dispones todo con firmeza y
suavidad, ven para mostrarnos el camino de la prudencia.
Hasta aquí las que hemos escuchado hasta hoy y siguen hasta el 24 en
total ocho y puestas por orden forman un acróstico en griego: “VENGO PRONTO”.
Reiteradamente en toda la cadencia es… ven a salvarnos, ven pronto… ¡qué
bien recitar alguna al compás de la respiración: Ven Señor, ven pronto, ven a
salvarnos, …
Esto es el Adviento una espera anhelante, gozosa, esperada como un sueño
deseada.
Podía ser como un primer punto de la meditación lo dicho.
Como un segundo punto, el Evangelio es el de la Visitación: “En aquellos
días, María se puso en camino deprisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá;
entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel en cuanto oyó el saludo, saltó el
niño en su vientre. Se llenó del Espíritu Santo…”
Y después de aquellas palabras tan extraordinarias de Isabel que le
acaba diciendo: “Bienaventurada la que ha creído, porque se cumplirá lo que le
ha dicho el Señor, María contesta con el Magníficat: Proclama mi alma las
grandezas del Señor…”
¡Qué bien recitarlo ponderándolo en nuestro corazón como hacía Ella!
Y un tercero, si da tiempo, repasar estas mismas palabras resumidas en
el Ángelus que rezamos todos los días: El ángel del Señor le anunció a
María… y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo… Yo soy la esclava del
Señor… Hágase en mi según tu palabra… Y el Verbo se hizo carne… y acampó entre
nosotros.
Esto es lo que preparamos en Adviento, esto es lo celebramos en Navidad.
Que feliz Navidad para todos. Amén, Así sea.