9 diciembre 2020, miércoles de la 2ª semana de Adviento. Puntos de oración.

El día de la Inmaculada, es día de compromisos. Hoy es el día de después, el primer día de la vida normal. Hoy empieza todo.

Puedo empezar mi oración con un coloquio con la Virgen Inmaculada: “Te renuevo hoy mi compromiso de que quiero serte fiel. Ayúdame”. Y repaso mi compromiso.

Como día de acción de gracias, puedo seguir luego con el salmo, silabeado lentamente: “Bendice alma mía al Señor”. ¡Cuántas gracias recibidas ayer… y hoy… y seguro que mañana! Dios es el más generoso de todos en sus beneficios para con nosotros. No se cansa. No tiene límite en su misericordia, en su perdón, en su clemencia... Y yo, soy un pequeño receptor de tantas gracias. Acción de gracias para abrir más mi corazón, para ser más capaz de recibir más gracias. Cuanto más agradecido, más capacitado para ser más agraciado.

Y, si me queda tiempo, puede seguir luego con una oración más meditativa: ¿Por qué en tiempo de adviento nos pone la Iglesia un texto del evangelio referido al corazón de Jesús? Pues porque lo que espero en adviento es a un niño-Dios que va a ser reposo para nuestras almas, consuelo para nuestras penas, hueco para nuestro descanso, fuerza para nuestros cansancios, ternura para nuestras durezas, mansedumbre para nuestros ataques de nervios… por tantas cosas tan insignificantes…

Y, para acabar, contemplar: Esperamos a un niño-Dios pequeñín, traído por la Virgen, Madre Inmaculada. Y quedarse ahí un rato admirados.

Archivo del blog