Empezamos la oración ofreciendo
al Señor nuestras intenciones, acciones y operaciones para que sean puramente
ordenadas al servicio y alabanza de Su divina majestad.
Inmersos en esta gozosa octava de
Navidad 2020, la lectura del evangelio que nos presenta la Liturgia nos
abre el corazón a la confianza, manifestada en la figura del anciano
Simeón, nombre que significa “Dios ha escuchado” … la promesa haya su
cumplimiento. Presento a continuación el comentario del Papa Francisco a este
pasaje bíblico tan entrañable, dado en la Basílica de San Pedro el 2 de febrero
de 2019.
“La liturgia de hoy nos muestra a Jesús que va al encuentro de su
pueblo. Es la fiesta del encuentro: la novedad del Niño se encuentra
con la tradición del templo; la promesa halla su cumplimiento; María y José,
jóvenes, encuentran a Simeón y Ana, ancianos. Todo se encuentra, en
definitiva, cuando llega Jesús.
¿Qué nos enseña esto? En primer lugar, que también nosotros estamos
llamados a recibir a Jesús que viene a nuestro encuentro. Encontrarlo: al Dios
de la vida hay que encontrarlo cada día de nuestra existencia; no de vez en
cuando, sino todos los días. Seguir a Jesús no es una decisión que se
toma de una vez por todas, es una elección cotidiana.
Y al Señor no se le encuentra virtualmente, sino directamente,
descubriéndolo en la vida. De lo contrario, Jesús se convierte en un
hermoso recuerdo del pasado. Pero cuando lo acogemos como el Señor de la vida,
el centro de todo, el corazón palpitante de todas las cosas, entonces él vive y
revive en nosotros. Y nos sucede lo mismo que pasó en el templo: alrededor de
él todo se encuentra, la vida se vuelve armoniosa. Con Jesús hallamos
el ánimo para seguir adelante y la fuerza para estar firmes.
El encuentro con el Señor es la fuente. Por tanto, es importante
volver a las fuentes: retornar con la memoria a los encuentros decisivos que
hemos tenido con él, reavivar el primer amor, tal vez escribir nuestra
historia de amor con el Señor.”
¡¡¡Feliz y santa Navidad!!!