14 mayo 2021, viernes de la 6ª semana de Pascua. San Matías, apóstol. Puntos de oración

La oración es comunicación con Dios, conocer y experimentar que Dios es amor, que nos ama, el saber sentirnos amados.

Tras el gran día de Nuestra Señora de Fátima, estamos celebrando la festividad de San Matías, el apóstol que cubrió el doloroso hueco dejado por Judas.

Todos los cristianos hemos recibido el don de la amistad de Jesús. Hemos recibido por suerte –mejor, por gracia- el don de tu amistad. Nuestro destino es ser amigos suyos. Se trata de un don que el Señor conserva siempre y Él es fiel a este don. Pero nosotros muchas veces no lo somos y nos alejamos, con nuestros pecados, con nuestros caprichos y tantas traiciones y miserias.

Sin embargo, Él es fiel a la amistad porque nos ha llamado a vivirla. Nos ha elegido por esto para ser sus amigos: “Ya no os llamo siervos -dice en el evangelio (Juan 15,9-17)-, os llamo amigos. Y esta palabra la conserva hasta el final. ¿Cuál es la última palabra que Jesús dirige a Judas, precisamente en el momento de la traición? La respuesta es sorprendente “Judas, amigo”. Cuando precisamente Judas iba a entregarlo, Él le dice “¡amigo!”, le recuerda esto. Porque Él es fiel. El Señor no dice: “Vete, porque tú te has alejado de mí. Vete”. ¡No! El hasta el final es fiel a este don que nos ha dado a todos: el don de la amistad. Es el momento de recordar nuevamente la sabrosa definición de Santa Teresa: “No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (Libro de la Vida, V 8, 5)

Y, después de pensar, considerar, dirigirme a Jesús de tú a tú, como mi “gran amigo”: ¡Amigo, Jesús!, en la fiesta del apóstol San Matías, te agradezco que me hayas elegido como amigo y que nunca me hayas fallado; que sea una amistad firme y eterna por mi parte como ha sido tu amor de siempre y para siempre. Ayúdame a serte fiel para que la amistad entre tú y yo vaya siempre a más. Y mi amistad contigo será realidad cuando sea fiel a tus mandatos. Como te rezaba Carlos de Foucauld: “Estoy en tus manos, haz de mí lo que quieras, me abandono a Ti. Haz de mí lo que quieras.  Lo que hagas de mí te lo agradezco, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo. Con tal que Tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas, no deseo nada más, Jesús mío.  Pongo mi vida en Tus manos. Te la doy, Jesús mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo, y porque para mí amarte es darme, entregarme en Tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tú eres mi Amigo”.

Jesús eligió a Matías. También un día me ha llamado a mí. En este rato de oración voy a pensar cómo me llamó el Señor. ¿Recuerdo el momento? Como diría el Papa Francisco: “¿Cómo me primereó el Señor?”. Y, ahora, en este momento: ¿Cómo es mi amistad con Jesús? ¿Cómo me siento en la Iglesia, en el Movimiento de Santa María? ¿Cómo agradezco la pertenencia? ¿Cómo mejorarla?

Repaso también cómo va mi mes de mayo; ya se nos fue la mitad del mes; ¿qué flores le estoy regalando a mi Madre María? ¿Me estoy sumando a la campaña del Papa de ofrecer el Rosario de cada día por la comunión en la Iglesia, la paz y la pandemia en el mundo?

¡Qué gozo pensar que María es madre de Dios para alcanzarlo todo y madre de los hombres para concederlo todo!

Que San José, que tanto sabe de custodiar y hacer amigos, custodie nuestra amistad con Jesús.

Archivo del blog