3 mayo 2021, lunes de la 5ª semana de Pascua. San Felipe y Santiago, apóstoles. Puntos de oración

Preparamos nuestro corazón para este rato de oración poniéndonos en la presencia del Señor. Si estás delante de un sagrario, será más fácil y lo único que debes hacer es mirar el sagrario y decirle a Jesús presente: “Aquí estoy, quiero pasar este rato contigo; sé que me has estado esperando toda la noche. Te amo Jesús y en esta mañana quiero juntar todos los corazones de la tierra y amarte por ellos y con ellos. Te quiero pedir especialmente por los que están sufriendo las consecuencias de la pandemia; todos ellos son hijos tuyos, no los abandones en esta noche de la fe”.

Hoy celebramos la fiesta de dos de los apóstoles de Jesús: Felipe y Santiago. Son de los que estuvieron contigo desde el principio. Felipe es un hombre entusiasta, desde el principio empieza a vivir su apostolado y es que le trae a Natanael.  Con mucha sencillez y naturalidad le hace preguntas a Jesús. El libro de los Hechos de los apóstoles nos cuenta varias de sus obras apostólicas: “Un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo: Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto. Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo el profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: Acércate y pégate a la carroza. Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó: ¿Entiendes lo que estás leyendo? Contestó: ¿Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía? E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él”.

El Evangelio de la misa de hoy es un círculo como el que solemos tener los militantes todos los sábados. Pero es un círculo que lo lleva el mismo Jesús. El maestro se lleva aparte a los discípulos más cercanos y comienza el proceso de formación. Los diálogos se suceden de forma continua y las enseñanzas de Jesús van cayendo como lluvia mansa en las mentes y los corazones de los apóstoles. Los discípulos le plantean sus dudas y Jesús, con muchísima paciencia, les va resolviendo las dificultades. Lee de nuevo el Evangelio y saca tus propias conclusiones. Yo te propongo algunas:

-Yo soy el camino y la verdad y la vida

-Nadie va al Padre sino por mí

-Hace tanto que estoy con vosotros ¿y no me conoces, Felipe?

-Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre

-Yo estoy en el Padre y el Padre en mí

-Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré

Estamos en el mes de mayo y la Virgen debe ocupar un puesto privilegiado en nuestro rato de oración. Ella siempre nos va a conducir a Jesús.

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