8 mayo 2021, sábado de la 5ª semana de Pascua. Puntos de oración

Comenzamos nuestra oración poniéndonos en presencia de Dios. Gracias Señor por querer habitar en mí, hacerme Templo del Espíritu Santo.

Invocamos al Espíritu Santo y no situamos en el corazón de María en este mes suyo para disfrutar de este tiempo de intimidad con Dios.

Las lecturas de hoy son preciosas. En la primera lectura me gustaría destacar cómo se remarca por dos veces que el Espíritu no quería que se Evangelizase en dos sitios distintos y luego como llama y empuja a Evangelizar a un tercero.

Mi primer pensamiento es el de “pobre gente de esos lugares, ¿Quién les hablaría de Dios?” Mi yo protagonista que piensa más en las obras de Dios que en Dios.

Creo que la invitación de esta lectura es la de dar protagonismo en nuestra vida al Espíritu, dejarnos guiar por Él, aunque a nuestro entendimiento tantas veces nos parezcan contradicciones.

Dejarnos guiar por el Espíritu Santo tendrá consecuencias en nuestra vida, y de eso ya nos advierte el Evangelio. Qué forma más curiosa de convencer a la gente a seguirle tiene Jesús…nos promete persecución y odio ¿Quién se apunta? No parece muy buena campaña de marketing, y por ello continuamente debemos examinarnos como cristianos. ¿Cómo es mi respuesta, cómo está mi conversión? ¿Estoy siendo valiente con aquellas cosas que me pide el Señor hoy? Me atrevo a concluir que no somos capaces de corresponder a tanto Amor, de acoger y abrazar la cruz que nos regala y ante nuestra pequeñez acude el Salmo: “somos suyos”; “El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades”

Puesta la vista en su llamada y no en nuestra respuesta es cuando podemos confiar en Dios, dejarnos hacer, dejar a Dios que sea Dios y ofrecernos para seguir las inspiraciones del Espíritu Santo, vivir soñando con el cielo, con lo transcendente, en este mundo, lejos del mundo.

María y José nos enseñan a vivir esta confianza, observémosles en el día a día, en lo pequeño, en lo que nadie ve.

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