«Bautizad en el nombre del Padre,
del Hijo, y del Espíritu Santo»
Mirad cuál es la regla de nuestra
fe, la que funda nuestro edificio, la que da firmeza a nuestra forma de comportarnos.
Primero: Dios Padre, increado, ilimitado, invisible; Dios uno, creador del
universo; este es el primer artículo de nuestra fe. Segundo artículo: el Verbo
de Dios, Hijo de Dios, Jesucristo, nuestro Señor; fue revelado a los profetas
de acuerdo con el género de sus profecías y según el designio del Padre; todo
fue hecho por medio de él; al final de los tiempos, para recapitular todas las
cosas, se dignó hacerse hombre entre los humanos, visible, palpable, y así
destruir la muerte y hacer aparecer la vida y obrar la reconciliación entre
Dios y el hombre. Y el tercer artículo: el Espíritu Santo; por medio de él han
profetizado los profetas, nuestros padres han conocido las cosas de Dios y los
justos han sido guiados por los caminos de la justicia; al final de los tiempos
fue derramado de una manera nueva sobre los hombres a fin de ser renovados por
Dios en toda la tierra.
Por eso el bautismo de nuestro
nuevo nacimiento está colocado bajo el signo de estos tres artículos. Dios
Padre nos lo concede en vistas a nuestro nuevo nacimiento en el Hijo por medio
del Espíritu Santo. Porque los que llevan en ellos el Espíritu Santo son
conducidos al Verbo que es el Hijo, y el Hijo los conduce al Padre, y el Padre
nos concede la inmortalidad. Sin el Espíritu es imposible ver al Verbo de Dios,
y sin el Hijo nadie puede acercarse al Padre. Porque el conocimiento del Padre
es el Hijo, el conocimiento del Hijo se hace a través del Espíritu Santo, y el
Hijo da el Espíritu según el Padre quiere.
San Ireneo de Lyon