01/12/2009, Martes de la 1ª semana de Adviento

Lectura del libro de Isaías 11,1-10

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.

Salmo responsorial Sal 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17
R. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.

Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R

Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. R

Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R

Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol: que él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 21-24

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: - «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.» Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: -«¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»

Puntos de oración 1 diciembre 2009

1. Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces.

Isaías nos anuncia el proyecto que Dios tiene para la humanidad, reflejo de su propia intimidad como Trinidad. ¡Qué maravilla! Hasta el lobo y el cordero pacerán juntos. Estos milagros los hace Dios. Y los santos en su nombre, como San Martín de Porres “hizo comer en un plato a perro, pericote y gato”. También nosotros AQUEL DÍA veremos lo que ni ojo vio y escucharemos lo que oído ni siquiera se atrevió a imaginar que escucharía…Un llamado a la esperanza, por tanto.

2. Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz

A pesar de todos los pesares el mundo es bueno, la gente es buena repetía Ana Frank en su diario en plena persecución nazi.

Sí, es bueno, porque Dios es bueno. Pedimos porque EN SUS DÍAS…florezca la justica y abunde la paz. Nuestra misión es adelantar en la tierra SUS DÍAS, en definitiva EL CIELO.

Lo decía santa Teresa del Carmelo: “Esta casa es un Cielo si lo puede haber en la tierra para aquellos que se contentan olvidándose de sí mismos y contentando a los demás”.

Una buena manera de vivir el Adviento: pequeños gestos de caridad con los demás.

3. En aquel momento Jesús se estremeció de gozo,…"¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!

Es el evangelio del gozo y la alegría. Cristo se conmueve ante los sencillos, los pobres, los poco considerados a los ojos del mundo. Pero, ante Dios no hay héroes anónimos. Los pequeñitos son los grandes. J.L. Martín Descalzo hablaba del “sacramento de la sonrisa”; cuesta tan poco y ayuda tanto…Magnífico cuadro para contemplar: Cristo alegre, Cristo sonriente, Cristo que se goza…

4. La oración sobre las ofrendas es preciosa:

Que los ruegos y ofrendas de nuestra pobreza te conmuevan, Señor, y al vernos desvalidos y sin méritos propios acude, compasivo en nuestra ayuda…

Martes de la Primera semana de Adviento : Lc 10,21-24

Leer el comentario del Evangelio por San Carlos Borromeo, (1538-1584), obispo Carta pastoral

«Dichosos los ojos que vean lo que vosotros veis»

He aquí, amados míos, que nos encontramos en este tiempo celebrado con tanto fervor y, como dice el Espíritu Santo, tiempo de favor divino (Is 61,2; Lc 4,19), período de salvación, de paz y reconciliación; tiempo ardientemente deseado hace muchos años a través de los deseos y aspiraciones insistentes de los antiguos patriarcas y profetas y que, finalmente fue visto por el viejo Simeón con gozo desbordante (Lc 2, 26s). Puesto que siempre se ha celebrado en la Iglesia con tanto fervor, también nosotros debemos pasarlo religiosamente en la alabanza y la acción de gracias dirigidas al Padre eterno por habernos manifestado su misericordia en este misterio.

30/11/2009, Lunes de la 1ª semana de Adviento. San Andrés, Apóstol

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 10, 9-18

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación,- y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: « ¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio! » Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así, pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los limites del orbe su lenguaje.»

Salmo responsorial Sal 18, 2-3. 4-5
R. A toda la tierra alcanza su pregón.

El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. R.

Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. R

Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: -«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Puntos para la oración 30 noviembre 2009

Al comienzo del tiempo de Adviento nos encontramos con un evangelio claramente vocacional. Es un breve texto del que, sin embargo, podemos sacar muchas ideas. Vamos a ir reflexionando desgranando algunos versículos. Dice el texto: “…pasando Jesús junto al lago de Galilea”. Es decir: es el Señor el que se acerca, el que toma la iniciativa, el que me busca. No fui yo el que fue a buscarle, fue Él, el que se acerca a mi vida, el que pasa junto a mí, el que se asoma a mi existencia.

Y estando allí es cuando: “vio a dos hermanos…, y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos…”. Alguien dijo alguna vez que los hombres no se salvan solos, sino que nos salvamos en racimos. De la misma manera podemos decir que Dios no llama a una vocación en solitario (salvo excepciones) sino que una vocación suele florecer en un grupo, en una familia, en una parroquia, o en un movimiento, en el que los llamados se apoyan y se confirman mutuamente en la propia llamada. Porque ésta, no es para sí mismo, es una llamada para darse a los demás.

Y ¿dónde y cómo se suele dar esa llamada? En el caso de los cuatro apóstoles del evangelio de hoy, los dos primeros: “estaban echando el copo* en el lago” los dos segundos: “estaban en la barca repasando las redes” Esto nos muestra cómo Dios se hace presente en las faenas de la vida diaria, en los acontecimientos de la vida cotidiana, en el día a día. Si eran pescadores, estando en el lago, repasando las redes; si eres estudiante en el instituto o la facultad; en las canchas de deporte, en la oficina, en la fábrica, en la amistad, en la montaña o en el metro. Entre los pucheros también anda el Señor, decía Santa Teresa.

Y ¿cómo fue esa llamada?, pues como un doble movimiento. Les dijo: “Venid y seguidme”. Primero venid a Mí, y luego seguidme. Es decir venid donde estoy Yo, pero esto no es suficiente porque la llamada no es algo que sucede en un momento de la vida, y ya está. Es un comienzo, un camino, una aventura que se desarrolla a lo largo del tiempo. La llamada no es estática, sino dinámica, porque es un camino de crecimiento tras las huellas del Señor a quien seguimos.

Y ¿cómo fue la respuesta? Pues dice el Evangelio que: “Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”. Y también que: “inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron”. Es decir, inmediatamente. La llamada del Señor no admite demoras, y además es una llamada total y completa que implica también estar dispuesto a dejarlo todo: barca, redes, padre…, es decir, profesión, riquezas, familia… para mejor seguirle.

Y sin embargo, a pesar de ser algo inmediato que implica estar dispuesto a empobrecerse, a desprenderse de cosas y personas, la llamada de Dios nunca es empobrecedora, nunca hará daño al que es llamado, porque supone la plenitud de aquél que antes de ser llamado fue amado. El Señor les dijo: “Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres”. Eran pescadores y lo seguirán siendo, pero ahora serán pescadores de hombres. Su vocación humana adquiere una dimensión sobrenatural mucho más amplia y grandiosa, que sin anular su naturaleza les hace trascender los estrechos planteamientos de un simple pescador de un minúsculo lago perdido en Galilea, una olvidada región del Imperio. Como Nos decía Benedicto XVI en aquella soleada mañana del 24 de abril de 2005 en la que inauguraba su Pontificado: “Hoy, yo quisiera, con gran fuerza y gran convicción, a partir de la experiencia de una larga vida personal, decir a todos vosotros, queridos jóvenes: ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo

*“Echar el copo”: red con forma de media luna, con dos bandas y un copo en el centro. Un cabo de la red quedaba en tierra mientras que con la barca se trazaba un semicírculo y llegaba con el otro extremo a una distancia de 100 metros. Ya en tierra, los pescadores iban recogiendo la red a mano. Esta operación se repetía a primeras horas de la mañana, varias veces seguidas.

29/11/2009, Domingo de la 1ª semana de Adviento

Lectura del libro de Jeremías 33, 14-16

«Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: "Señor-nuestra-justicia".»

Salmo responsorial Salmo responsorial Sal 24, 4bc-5ab. 8-9. 10 y 14
R. A ti, Señor, levanto mi alma.

Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3, 12-4,2

Hermanos: Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos. Y que así os fortalezca internamente, para que, cuando Jesús, nuestro Señor, vuelva acompañado de todos sus santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios, nuestro Padre. En fin, hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: Habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 25-28. 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»

Puntos para la oración 29 noviembre 2009

¡VEN, SEÑOR JESÚS! Al comenzar el Adviento hacemos nuestro el grito esperanzado de los primeros cristianos. Ante un mundo que pasa, ante tantas ofertas de caducidad que atrapan los corazones y embotan las mentes, “alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación”. Podríamos comenzar nuestra oración este domingo poniendo delante de Dios aquellas situaciones de dolor y de tinieblas que nos rodean y suplicar con esperanza: “A TI LEVANTO MI ALMA, ¡VEN, SEÑOR JESÚS!”.

Este primer domingo del Adviento nos habla de la segunda venida del Señor al final de los tiempos, la Parusía: “Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad”. La primera venida del Hijo de Dios se realizó en silencio, en Nazaret, encarnándose en el seno de María. Vivió en humildad, revelando la misericordia del Padre e instaurando el Reino de Dios en el mundo.

De su segunda venida, gloriosa y definitiva, nos dice el Catecismo: “El día del Juicio, al fin del mundo, Cristo vendrá en la gloria para llevar a cabo el triunfo definitivo del bien sobre el mal que, como el trigo y la cizaña, habrán crecido juntos en el curso de la historia” (681).

Meditando en esta verdad de nuestra fe, la Palabra de Dios nos sugiere tres disposiciones interiores, tres virtudes propias de esta primera semana de Adviento:

  • Esperanza: mientras que aquellos que viven sin fe se estremecen de angustia ante las señales del fin de los tiempos, los creyentes no tienen miedo a la venida de Cristo, que será liberadora y manifestará el amor de Dios que triunfa del mal y de la muerte.
  • Vigilancia: “estad siempre despiertos”; considerar este tiempo como una oportunidad de corresponder al amor de Dios y acelerar con nuestras obras la venida el Reino de Dios. Nos dice el Catecismo: “Cristo glorioso, al venir al final de los tiempos a juzgar a vivos y muertos, revelará la disposición secreta de los corazones y retribuirá a cada hombre según sus obras y según su aceptación o rechazo de la gracia” (682).
  • Amor fraterno: San Pablo desea a los tesalonicenses que rebosen de amor mutuo, porque el amor fortalece internamente a los que esperan unidos la manifestación plena de Jesucristo. La unidad es fortaleza en la esperanza. Pedimos este don para vivir el Adviento siendo impulsores de amor fraterno en nuestras familias y comunidades.

La liturgia nos enseña a orar. Os invito a estar atentos a las referencias de la celebración de la Misa a la Parusía, la segunda venida de Cristo. Aquí tenemos una de ellas en la que la fe se convierte en oración esperanzada: cada día después del Padre nuestro, oramos así:

“Líbranos de todos los males Señor y concédenos la paz en nuestros días, para que vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador, Jesucristo”.

“TUYO ES EL REINO, TUYO EL PODER Y LA GLORIA POR SIEMPRE, SEÑOR”.

28/11/2009, Sábado de la 34ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura de la profecía de Daniel 7, 15-27

Yo, Daniel, me sentía agitado por dentro, y me turbaban las visiones de mi fantasía. Me acerqué a uno de los que estaban allí en pie y le pedí que me explicase todo aquello. Él me contestó, explicándome el sentido de la visión: -«Esas cuatro fieras gigantescas representan cuatro reinos que surgirán en el mundo. Pero los santos del Altísimo recibirán el Reino y lo poseerán por los siglos de los siglos.» Yo quise saber lo que significaba la cuarta fiera, diversa de las demás; la fiera terrible, con dientes de hierro y garras de bronce, que devoraba y trituraba y pateaba las sobras con las pezuñas; lo que significaban los diez cuernos de su cabeza, y el otro cuerno que le salía y eliminaba a otros tres, que tenía ojos y una boca que profería insolencias, y era más grande que los otros. Mientras yo seguía mirando, aquel cuerno luchó contra los santos y los derrotó. Hasta que llegó el anciano para hacer justicia a los santos del Altísimo, y empezó el imperio de los santos. Después me dijo: -«La cuarta bestia es un cuarto reino que habrá en la tierra, diverso de todos los demás; devorará toda la tierra, la trillará y triturará. Sus diez cuernos son diez reyes que habrá en aquel reino; después vendrá otro, diverso de los precedentes, que destronará a tres reyes; blasfemará contra el Altísimo e intentará aniquilar a los santos y cambiar el calendario y la ley. Dejarán en su poder a los santos durante un año y otro año y otro año y medio. Pero, cuando se siente el tribunal para juzgar, le quitará el poder, y será destruido y aniquilado totalmente. El poder real y el dominio sobre todos los reinos bajo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Será un reino eterno, al que temerán y se someterán todos los soberanos.

Salmo responsorial Dn 3, 82. 83. 84. 85. 86. 87
R. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor. R.

Bendiga Israel al Señor. R.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor. R.

Siervos del Señor, bendecid al Señor. R.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor. R.

Santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»

Puntos para la oración 28 de noviembre 2009

Viajando en un taxi, una emisora radial comentaba la película 2012, que trata sobre el fin del mundo basada en una profecía maya. Escuchando los comentarios el taxista, con cierto aire de preocupación me preguntó si realmente sucedería el fin del mundo. Y yo le respondí con otra pregunta: ¿No crees que sería mejor que este mundo se acabe ya? Mira: en África continúa la hambruna; los palestinos y los israelíes siguen con su guerra inacabable; el fanatismo musulmán tiene en jaque a las potencias mundiales, hay crisis financiera por la codicia de los que tienen más. Esto a nivel mundial. Echa un ojo a las tragedias personales de las que nos enteramos por los periódicos.

El hombre me miró y se calló y cambió de tema, pienso yo porque a nadie le gustaría que lo sorprendieran y le dijeran hoy día que se va a morir. Mi intención no era abatirlo sino hacerle pensar lo serio del tema. No podemos decir alegremente que el mundo se va a terminar en tal o cual fecha, porque nuestra experiencia nos dice que mucho en el mundo quedaría incompleto. Pero ¿cuándo el mundo acabará de completar su destino?

Los cristianos tenemos la esperanza en la Providencia de Dios: Él que es Padre sabrá el momento. Él que nos ha creado maravillosamente y más maravillosamente nos ha redimido sabrá cuándo la humanidad estará lista para su juicio final.

En el entretanto, en el curso de los siglos y también en el estrecho tiempo de vida que se le concede a cada hombre y mujer, nos toca vivir vigilando, teniendo presente lo que San Pablo enseña a los romanos: “Sabemos que Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman, de los que según sus designios son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”. (8, 28-30).

Para vivir vigilantes sabemos que en primer lugar hay que orar. El Padre nuestro es nuestra mejor oración y la que nos quita ese temor a dejar esta vida inacabada. En esta oración que salió del corazón del Dios hecho hombre por nosotros, se nos da las pautas para vivir teniendo presente siempre a Dios, para desear su alimento, para amar verdaderamente a nuestro prójimo y para curar y robustecer nuestro espíritu.

El Apóstol San Pedro en su segunda carta nos da consejos de oro para vivir vigilantes: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.

Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.

Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás, porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente” (1, 3-12).

Nuestro Salvador en el Evangelio de hoy, nos advierte: “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lc 21, 34-36).

Como cristiano que soy, a través de estas líneas quisiera compartir que vivir el cada día teniendo como horizonte a Cristo y practicando sus enseñanzas, es vivir con adelanto el cielo. El cielo será vivir la felicidad eterna, pues Cristo nos enseña que en esta tierra se puede comenzar a ser feliz viviendo las Bienaventuranzas, practicando aquello de “es más feliz el que da que el que recibe” o también que la felicidad se encuentra dando la vida por el amigo, por ese prójimo en quien Cristo se representa a sí mismo.

2012, 2050 o la fecha que sea que digan que se acaba el mundo no interesa, si Cristo es el verdadero Rey de nuestras vidas.

27/11/2009, Viernes de la 34ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura de la profecía de Daniel 7, 2-14

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le dijeron: -«¡Arriba! Come carne en abundancia.» Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, eón los que corma y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguia mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Salmo responsorial Dn 3, 75. 76. 77. 78. 79. 80. 81
R. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor. R.

Cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. R.

Manantiales, bendecid al Señor. R.

Mares y ríos, bendecid al Señor. R.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor. R.

Aves del cielo, bendecid al Señor. R.

Fieras y ganados, bendecid al Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 29-33

En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: -«Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»

Puntos para la oración 27 noviembre 2009

1. Daniel, el profeta, nos invita a tener fe en el Proyecto de Dios, fuente y acequia de todo proyecto histórico.

A pesar de los acontecimientos apocalípticos, a pesar de las bestias que nos atenazan, a pesar del laicismo galopante…el Señor, el Hijo de hombre tiene el dominio, la gloria y el reino

¡Venga a nosotros tu reino! Exclamamos en el Padrenuestro

2. El Salmo es una comunión con la naturaleza como vivimos en nuestros campamentos, en nuestras marchas. En medio del follón de las grandes ciudades, del ruido, de la suciedad, de la crispación… siempre hay ojos para mirar los parques (naturaleza organizada), lo poco de naturaleza que queda. El cristiano, hasta del basural puede hacer brotar flores.

Frente al mal, oponemos el bien. Frente a la maldición, la bendición: ¡Alábenlo y glorifíquenlo eternamente! Repetimos en el salmo responsorial.

3. El Evangelista san Juan nos anima a descifrar el jeroglífico que representan los signos de un Dios que apuesta por la vida y el hombre.

El Señor está con nosotros, en las duras y en las maduras. En estos días finales del tiempo litúrgico se acentúa lo catastrófico, lo apocalíptico… Para unos es la ausencia de Dios, pero Jesús nos dice que “el Reino de Dios está cerca”.

Estamos ya a dos días del Adviento: ¡Ven, Señor Jesús!

PARA MEDITAR: JACQUES PHILIPPE TIEMPO PARA DIOS Guía para la vida de oración

LA DETERMINACIÓN DE PERSEVERAR

La lucha principal de la oración será por lograr la perseverancia. Perseverancia para la que Dios nos concederá la gracia, si la pedimos con confianza y si estamos firmemente decididos a poner todo de nuestra parte.

Hace falta una buena dosis de determinación, sobre todo al principio. Santa Teresa de Jesús insiste enormemente en esta determinación:

«Ahora, tornando a los que quieren ir por este camino y no parar hasta el fin, que es llegar a beber esta agua de vida, cómo han de comenzar, digo que importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare, murmure quien murmure, siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo» (Camino de perfección, cap. 21).

26/11/2009, Jueves de la 34ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura de la profecía de Daniel 6, 12-28

En aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios. Entonces fueron a decirle al rey: -«Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración, durante treinta días, a cualquier dios o cualquier hombre fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?» El rey contestó: -«El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas.» Ellos le replicaron: -«Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace oración a su Dios. » Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo. Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole: -«Majestad, sabes que, según la ley de medos y persas, un decreto o edicto real es válido e irrevocable.» Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: -«¡Que te salve ese Dios a quien tú veneras tan fielmente!» Trajeron una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, para que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel. Luego el rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir. Madrugó y fue corriendo al foso de los leones. Se acercó al foso y gritó afligido: -«¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones ese Dios a quien veneras tan fielmente?» Daniel le contestó: -«¡Viva siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco he hecho nada contra ti.» El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. Al sacarlo, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego mandó el rey traer a los que hablan calumniado a Daniel y arrojarlos al foso de los leones con sus hijos y esposas. No hablan llegado al suelo, y ya los leones los habían atrapado y despedazado. Entonces el rey Darlo escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: -«¡Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos respeten y teman al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones.»

Salmo responsorial Dan 3, 68. 69. 70. 71. 72. 73. 74
R. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor. R.

Témpanos y hielos, bendecid al Señor. R.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor. R.

Noche y día, bendecid al Señor. R.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor. R.

Rayos y nubes, bendecid al Señor. R.

Bendiga la tierra al Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 20-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. - Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.»

Puntos para la oración 26 noviembre 2009

* 1ª lectura:

Dios salvó a Daniel de los leones.

La descripción tan detallada del profeta Daniel tiene varios aspectos de la fidelidad amorosa de Dios -asi lo aplicamos en la breve explicación- en los momentos más diversos de nuestra vida:

-“Daniel fue sorprendido orando y suplicando a su Dios”. El que aspira a ser buen cristiano pone en el encuentro con Dios por la oración uno de los momentos más importantes de su vida diaria. Porque ora es fiel a su Dios. Quien se ha rendido en su oración, se ha rendido en su vida cristiana.

-Daniel es acusado de no adorar al rey como único dios. El endiosamiento de los hombres poderosos -”ídolos con pies de barro”- lo palpamos en nuestros dias, como a lo largo de toda la historia. Nuestro Dios es el único Dios y Señor, a Quien hay que amar con todo el corazón, con todas nuestras fuerzas, con todo nuestro ser, con toda nuestra vida. Así pues, es único e incompatible con otras “divinidades” (“diosecillos” que diría nuestro querido P. Morales).

-Daniel, lanzado al foso, es custodiado por un ángel de Dios. La providencia amorosa del Señor se encarga, según el relato, de apaciguar a las fieras, para que de ese modo hasta el rey Darío tenga que confesar su error y reconocer la grandeza del Dios de Daniel, del Dios de Israel.

* El texto del Evangelio es continuidad del leído en días anteriores.

Jesús nos anuncia el cataclismo final del mundo. Y la forma literaria en que lo hace tiene muchas referencias a los fenómenos de tormentas, huracanes, temblores de tierra que hacen palidecer de miedo y salir a los descampados para liberarse de obstáculos urbanos. Todo eso son imágenes, modos de hablar. En realidad, nada sabemos sobre el fin del mundo.

Jesucristo no nos reveló nada concreto al respecto. Por tanto, lo que ha querido es sugerirnos que, ante la obligada ignorancia que no permite hacer componendas, vivamos honradamente como hijos fieles a Dios, a la verdad, a la caridad, a la conciencia...“Estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre”... “estad en vela”...”permaneced en mi amor”.

Nos fijamos en las últimas palabras: «Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación» (Lc 21,28). El núcleo del mensaje de estos últimos días del año litúrgico no es el miedo, sino la esperanza de la futura liberación, es decir, la esperanza completamente cristiana de alcanzar la plenitud de vida con el Señor, en la que participarán también nuestro cuerpo y el mundo que nos rodea. Los acontecimientos que se nos narran tan dramáticamente quieren indicar de modo simbólico la participación de toda la creación en la segunda venida del Señor, como ya participaron en la primera venida, especialmente en el momento de su Pasión, cuando se oscureció el cielo y tembló la tierra. La dimensión cósmica no quedará abandonada al final de los tiempos, ya que es una dimensión que acompaña al hombre desde que entró en el Paraíso.

La esperanza del cristiano no es engañosa, porque cuando empiecen a suceder estas cosas —nos dice el Señor mismo— «entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 21,27). No vivamos angustiados ante la segunda venida del Señor, su Parusía: meditemos, mejor, las profundas palabras de san Agustín que, ya en su época, al ver a los cristianos atemorizados ante el retorno del Señor, se pregunta: «¿Cómo puede la Esposa tener miedo de su Esposo?».

¡Santa María Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, enamóranos de Jesús, compadécete de nosotros y prepara nuestros corazones para la venida del Señor!

¡Madre, ruega por nosotros...ahora... y en la hora de nuestra muerte! Amén.

25/11/2009, Miércoles de la 34ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura de la profecía de Daniel 5, 1-6. 13-14. 16-17. 23-28

En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un banquete a mil nobles del reino, y se puso a beber delante de todos. Después de probar el vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor, había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y los nobles, sus mujeres y concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. Apurando el vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera. De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoco del muro del palacio, frente al candelabro, y el rey veía cómo escribían los dedos. Entonces su rostro palideció, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas, las rodillas le entrechocaban. Trajeron a Daniel ante el rey, y éste le preguntó: -« ¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey, mi padre? Me han dicho que posees espíritu de profecía, inteligencia, prudencia y un saber extraordinario. Me han dicho que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y explicarme su sentido, te vestirás de púrpura, llevarás un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino.» Entonces Daniel habló así al rey: -«Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le explicaré su sentido. Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer los vasos de su templo, para brindar con ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Habéis alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de vuestra vida y vuestras empresas no lo has honrado. Por eso Dios ha enviado esa mano para escribir ese texto. Lo que está escrito es: "Contado, Pesado, Dividido." La interpretación es ésta: "Contado": Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el límite; "Pesado": te ha pesado en la balanza y te falta peso; "Dividido": tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas.»

Salmo responsorial Dn 3, 62. 63. 64. 65. 66. 67
Ensalzadlo con himnos por los siglos. R.

Sol y luna, bendecid al Señor. R.

Astros del cielo, bendecid al Señor. R.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor. R.

Vientos todos, bendecid al Señor. R.

Fuego y calor, bendecid al Señor. R.

Fríos y heladas, bendecid al Señor. R.


EVANGELIO Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 12-19


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»

Puntos para la oración 25 noviembre 2009

1. Oración preparatoria: Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad. (EE.EE. 46)

2. Petición: “Conoscimiento de los engaños del mal caudillo y ayuda para dellos me guardar, y conoscimiento de la vida verdadera que muestra el sumo y verdadero capitán, y gracia para le imitar." (EE.EE. 139)

3. Puntos para orar.

a. Estamos en la última semana del año litúrgico. En estos días contemplamos la Iglesia cercana al día de la manifestación del Señor. Hemos celebrado el domingo pasado la Fiesta de Jesucristo, Rey del Universo. Jesús, a quien seguimos se manifestará como Rey al final de los tiempos y si yo le dejo lo hará en mi vida. El nos dice que, los hombres que nos rodean,, -«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio». Esto mismo, de una u otra manera, les ha pasado a los cristianos de todos los tiempos. Jesús no nos engaña. Su seguimiento está marcado por la incomprensión y por la cruz. Pero “así tendremos ocasión de dar testimonio”

b. Pensar también que la próxima semana empezamos el adviento y que se unen en la vida de cada cristiano la venida que hizo en carne en Nazaret con la venida al final de los tiempos. Empezar a suspirar por la venida del Señor a mi vida en cada momento que se culminará con la venida el día de mi muerte y el día del final de los tiempos. Empezar a decir mentalmente en la oración y durante todo el día cuando nos acordemos, con la Virgen que fue la primera en esperarle dentro de su seno: ¡Maranatha!., ¡ven, Señor Jesús!

4. Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría a la Virgen e invocación: “Santa María, Madre de los apóstoles, Madre mía, en ti confío para vivir con fidelidad mi vida de cristiano y de militante y llevar la palabra oportuna a los demás que les lleve a tu Hijo”.

5. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponer enmienda.

* Nota: las siglas “EE.EE.” remiten al libro de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola y al número que se indica.

24/11/2009, Martes de la 34ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura de la profecía de Daniel 2, 31-45

En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: -«Tú, rey, viste una visión: una estatua majestuosa, una estatua gigantesca y de un brillo extraordinario; su aspecto era impresionante. Tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro. En tu visión, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos. Del golpe, se hicieron pedazos el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano, que el viento arrebata y desaparece sin dejar rastro. Y la piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una montaña enorme que ocupaba toda la tierra. Éste era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido: Tú, majestad, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado poder sobre los hombres, dondequiera que vivan, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro. Te sucederá un reino de plata, menos poderoso. Después un tercer reino, de bronce, que dominará todo el orbe. Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro. Como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos. Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido; conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear el hierro con el barro. Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, pero él durará por siempre; eso significa la piedra que viste desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro. Éste es el destino que el Dios poderoso comunica a su majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta.»

Salmo responsorial Dan 3, 57. 58. 59. 60. 61
R. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. R.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor. R.

Cielos, bendecid al Señor. R.

Aguas del espacio, bendecid al Señor. R.

Ejércitos del Señor, bendecid al Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 5-11

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: -«Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» Ellos le preguntaron: -«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» Él contestó: -«Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero al final no vendrá en seguida.» Luego les dijo: -«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. »

Puntos de oración “No quedará piedra sobre piedra”

Toda esta semana, la última del año litúrgico, es como un eco de la fiesta de Cristo Rey. A lo largo de la semana leemos el capítulo 21 del Evangelio de san Lucas, que cobra todo su sentido cuando se lee de corrido. Por eso el evangelio de hoy queda como truncado. Para conocer su desenlace habrá que esperar al del jueves:

“Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación” (Lc 21, 28). El mismo sentido tendrá el evangelio del viernes: “Cuando veáis estas cosas, conoced que está cerca el Reino de Dios” (Lc 21, 31). Que no nos despisten las imágenes apocalípticas: guerras, revoluciones, terremotos, epidemias, hambre, signos en el cielo… Si estas son las señales, cualquiera que hoy abra el periódico o escuche la radio, o vea el telediario podría decir: “hoy se cumplen estas palabras…” Y es verdad. ¡Pero estas palabras llevan cumpliéndose veinte siglos! Jesús nos quiere dar un mensaje de esperanza: “¡está cerca el Reino de Dios, mi Reinado! Ya queda poco… Prepárate para ver la acción de Dios… ¿Quieres con todo tu corazón que Yo reine sobre Ti?” Recordemos la meditación de Ejercicios del Rey eternal.

“Cuidado con que nadie os engañe”. Cuidado con las interpretaciones falsas, al margen del Señor. Sólo su Palabra es veraz. No todo el que dice que viene en nombre de Jesús es su mensajero. Cristo nos invita a discernir y a rasgar las apariencias de cosas, personas, acontecimientos, para descubrirle a Él allí donde está.

“No quedará piedra sobre piedra”. Todo lo que no se edifica sobre Cristo será destruido. Como en la parábola del hombre que edificó sobre arena: “cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina” (Mt 7, 27). Y edificar sobre roca, según nos dice Jesús en esa misma parábola consiste en escuchar sus palabras y ponerlas en práctica. Por eso “dichoso el hombre que confía en el Señor”. Construye su casa sobre Roca. Aunque soplen los vientos de los infortunios, se desencadenen adversidades, aunque todo parezca que le sale mal, su casa, su vida, sigue en pie, sólida en Cristo…

“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular” (cf. Mt 21, 42). Jesús nos invita a edificar nuestra vida sobre la Roca, que es Él mismo. Él es la piedra angular, rechazada por el mundo, pero sobre la cual todo se construye. Todo lo construido al margen de Cristo no soporta el “test” del tiempo: no perdurará. Caerá y será grande su ruina. ¡Cuántos proyectos, grandes y pequeños, ayer y hoy, se han derrumbado estrepitosamente, porque no estaban cimentados en Cristo! ¡Cuántas vidas truncadas, sin ilusión y sin esperanza, cuando se viven fuera de Cristo! ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si al final se pierde a sí mismo? Como nos decía Abelardo: ¿de qué le sirve a uno ser el más rico del cementerio?

“…Porque no has conocido el tiempo de tu visita” (Lc 19, 44). En otro pasaje, Jesús, al llorar sobre Jerusalén nos da la clave de interpretación de esta destrucción: “no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita”. Jesús ha pasado por esos proyectos, por esas vidas… y no le han reconocido. ¡Qué gran lección para nosotros! Tenemos que saber reconocer las visitas de Jesús a nuestras vidas: en la oración, en el momento supremo de la Eucaristía, en los pequeños detalles de la vida de cada día: en las cosas, personas, acontecimientos…

“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16, 18). La Iglesia es el Cuerpo cuya Cabeza es Cristo. Y Pedro y sus sucesores, los papas, son una misma roca en Cristo. Pidamos a la Virgen, la “roca de nuestra fe”, que edifique nuestras vidas sobre la Roca del Señor, en la Iglesia; que sepamos reconocer a Jesús que viene; y que nos enseñe a levantar la cabeza, porque ya se acerca nuestra liberación.

23/11/2009, Lunes de la 34ª semana de Tiempo Ordinario.

Comienzo de la profecía de Daniel 1, 1-6. 8-20

El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, llegó a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la asedió. El Señor entregó en su poder a Joaquín de Judá y todo el ajuar que quedaba en el templo; se los llevó a Senaar, y el ajuar del templo lo metió en el tesoro del templo de su dios. El rey ordenó a Aspenaz, jefe de eunucos, seleccionar algunos israelitas de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes y aptos para servir en palacio, y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas. Cada día el rey les pasaría una ración de comida y de vino de la mesa real. Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales, pasarían a servir al rey.

Entre ellos, había unos judíos: Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares y el vino de la mesa real, y pidió al jefe de eunucos que lo dispensase de esa contaminación. El jefe de eunucos, movido por Dios, se compadeció de Daniel y le dijo: -«Tengo miedo al rey, mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; si os ve más flacos que vuestros compañeros, me juego la cabeza. »

Daniel dijo al guardia que el jefe de eunucos había designado para cuidarlo a él, a Ananías, a Misael y a Azarías: -«Haz una prueba con nosotros durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Compara después nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos luego según el resultado.»

Aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al acabar, tenían mejor aspecto y estaban más gordos que los jóvenes que comían de la mesa real. Así que les retiró la ración de comida y de vino y les dio legumbres.

Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber. Daniel sabía además interpretar visiones y sueños.

Al cumplirse el plazo señalado por el rey, el jefe de eunucos se los presentó a Nabucodonosor. Después de conversar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y los tomó a su servicio. Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, lo hacían diez veces mejor que todos los magos y adivinos de todo el reino.

Salmo responsorial Dn 3, 52. 53. 54. 55. 56
R. A ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, bendito tu nombre santo y glorioso. R.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.

Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. R.

Bendito eres en la bóveda del cielo. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 1-4

En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: -«Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

Puntos para la oración 23 noviembre 2009

  • Hoy el personaje modélico que nos presenta el Evangelio para nuestra consideración, tiene como estado de vida: la viudedad, y como actitud personal: la generosidad…
    • En el Evangelio de S. Lucas aparecen cinco viudas, de las cuales me gustaría hacer memoria en este momento:
      • La profetisa Ana (Lc.2,36).
      • La referencia de Jesús a la viuda de Sarepta, en la sinagoga de Nazaret (Lc.4,26).
      • La viuda de Naín (Lc.7,12).
      • La viuda de la parábola del juez injusto (Lc.18,3).
      • Y la viuda del evangelio de hoy (Lc.21,2).
    • La primera: servía y adoraba…
    • La segunda: fue honrada y a la cual se le dio provisión…
    • La tercera: sufrió aflicción pero fue consolada…
    • Y la cuarta: fue elogiada y exaltada…
  • Todas ellas tienen su historia, y su testimonio, pero solo una aparece con nombre propio.., pues el resto se identifica con el lugar de su residencia.., o como la del día de hoy con su actitud de generosidad…
  • Si nos vamos al texto paralelo en S. Marcos 12,41-44, descubriremos la composición de lugar para nuestra oración de hoy.
    • 1. “Jesús está sentado…”
    • 2. “Frente al tesoro del Templo…”
    • 3. “Y esta mirando cómo la gente echaba en las arcas…”
    • 4. “En esto llegó una viuda pobre…
    • 5. “y echó unos céntimos…”
  • ¡Vamos a transcender el acontecimiento de nuestra composición de lugar, mediante la reflexión de lo que contemplamos.., para que nuestro corazón se encienda en generosidad y entrega…!
    • ¡La “nada” de esta mujer se convierte en el “todo” que da…!
    • ¡Ciertamente no hacen ruido sus dos monedas al caer en uno de aquellos recipientes de las ofrendas del templo…, llamadas significativamente “trompas”!
    • ¡Y entonces Jesús comienza a adiestrar a sus discípulos para que interpreten este gesto de alguien “insignificante”, que no hace ruido y, que no llama la atención…!
    • ¡Se trata de que no nos paremos en la superficie de las cosas o de los acontecimientos.., que no nos dejemos engañar por el clamor de lo espectacular, que no nos deslumbren las empresas llamativas, tantas veces hechas de cara a la galería…!
    • ¡Hay que ver más allá de las apariencias…!
    • Y como diría un comentarista actual Alessandro Pronzato: “…y así poder encontrar el hilo sutil, casi imperceptible, de la historia de la fe vivida, escrita por la gente simple, por los humildes…” “Estos “últimos” son los que nos llevan a Dios, si sabemos captar sus señales modestas…” “Ofrecer el último puñado de harina, la última gota de aceite, las dos últimas monedas que se poseen, son acciones verdaderamente “grandes”, que sólo los pequeños y los pobres son capaces de realizar…”
    • Y es que el gesto de la viuda que da “todo lo que tenía para vivir”, según la observación de Jesús, la acerca a Aquel que se ha ofrecido a “sí mismo” por nosotros…
  • No quisiera cerrar estos puntos de oración en este día 23 de Noviembre del 2009, sin recordar al P. Eduardo Laforet, en su XXV aniversario de su “paso de este mundo al Padre”, también él ofreció “todo lo que tenía para vivir”, en una oblación generosa y valiente… ¡Dios le cogió su ofrecimiento y colmo todas sus esperanzas…! Ante la contemplación de tanta generosidad.., a nosotros, los sacerdotes de la Cruzada de S. María, sus hermanos en vocación, solo nos queda seguir sus huellas.., y duplicar su ejemplo. Hoy más que nunca la Iglesia y el mundo necesitan “oblaciones de mayor estima y momento…

22/11/2009, Domingo de la 34ª semana de Tiempo Ordinario. Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo

Lectura de la profecía de Daniel 7, 13-14

Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Salmo responsorial Sal 92, lab. lc-2. 5
R. El Señor reina, vestido de majestad.

El Señor reina, vestido de majestad, el Señor, vestido y ceñido de poder. R.

Así está firme el orbe y no vacila. Tu trono está firme desde siempre, y tú eres eterno. R.

Tus mandatos son fieles y seguros; la santidad es el adorno de tu casa, Señor, por días sin término. R.

Lectura del libro del Apocalipsis 1,5-8

Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. Mirad: El viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa. Sí. Amén. Dice el Señor Dios: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.»

Lectura del santo evangelio según san Juan 18, 33b-37

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: - «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: - «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí? » Pilato replicó: -«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?» Jesús le contestó: - «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.» Pilato le dijo: - «Conque, ¿tú eres rey?» Jesús le contestó: - «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»

Puntos para la oración 22 noviembre 2009

Hoy celebramos la solemnidad de Cristo Rey.

En el evangelio de hoy, Jesucristo reconoce su realeza. Lo hace en una situación que parece contradecir lo que afirma, ya que se encuentra atado ante Pilato. Pero su respuesta a Pilato es clara: “Tú lo dices, soy rey”. La afirmación no puede ser comprendida por quienes se aferran al poder de este mundo, pero no por eso es menos cierta. Hoy, cuando nosotros debemos confesar la realeza de Jesucristo, también nos exponemos a ser objeto de incomprensión, o de burla escéptica, como vemos en Pilato.

Estamos recordando en estos días el 25 aniversario del fallecimiento del P. Eduardo Laforet, sacerdote perteneciente al Instituto Secular Cruzados de Santa María.

“En aquel lejano 13 de mayo de 1981 en que el Papa Juan pablo II sufría un atentado en la plaza de san Pedro de Roma, Eduardo Laforet, entonces joven universitario a punto de iniciar los estudios de Teología, ofrecía su vida por el Papa.

Dos años después se le diagnosticó leucemia. Obtuvo permiso para adelantar su ordenación presbiteral, y seis meses después, el 23 de noviembre de 1984, el Señor le llamó a su seno aceptando así, la ofrenda que un día hizo de su vida”.

Te propongo un texto del P. Eduardo tomado de una meditación en el retiro de Cristo rey el día 19 de noviembre de 1983, un año justo antes de fallecer.

…Yo siempre he tenido la experiencia muy viva de que la vida cristiana es un irse dando cuenta de las grandes maravillas que da el Señor, que son un torrente de misericordia. Pues Dios es una fuente inagotable de bendiciones y el mundo es su torrentera. Y entonces, en definitiva, yo cifro mi vida en ir descubriendo esos dones, y en ir subiendo de afirmación en afirmación hasta la fuente que es Dios.

Claro, esto puede parecer muy bonito, pues todos los goces que Dios te manda, las cosas bellas que hay en el mundo, son muchísimas. Pero es que dentro de esa torrentera hay unas gracias todavía más profundas y mucho más bellas, y ésas están marcadas especialmente por la Cruz. Y en el sufrimiento tenemos el gran regalo de Dios. Entonces es ir descubriendo también que esos sufrimientos son el mejor don de Dios. Ir afirmándolo. Y esa humildad en definitiva (“He venido, Padre, a hacer tu voluntad”) es: “acepto, Señor, lo que me mandes”. Y quiero alegrarme de ello, y aunque a veces no lo haga, tampoco preocuparme de ello”.

Abelardo nos hablaba anoche de todo esto… Él decía: que pensamos en la santidad (como) una santidad que está hecha de virtudes, pero (que la santidad) es de Dios… Para eso tenemos que perseverar. Y esa perseverancia es gracias a nuestras miserias; no a pesar de ellas, sino gracias a ellas”.

Y finalizamos estos puntos con la oración de entrada que nos propone la liturgia de este día de la solemnidad de Cristo Rey: “Digno es el Codero degollado de recibir, el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza el honor. A él la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. (Ap 5, 12; 1,6)

21/11/2009, Sábado de la 33ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura del primer libro de los Macabeos 6, 1-13

En aquellos días, el rey Antioco recorría las provincias del norte, cuando se enteró de que en Persia habla una ciudad llamada Elimaida, famosa por su riqueza en plata y oro, con un templo lleno de tesoros: escudos dorados, lorigas y armas dejadas allí por Alejandro, el de Filipo, rey de Macedonia, que habla sido el primer rey de Grecia. Antioco fue allá e intentó apoderarse de la ciudad y saquearla; pero no pudo, porque los de la ciudad, dándose cuenta de lo que pretendía, salieron a atacarle. Antioco tuvo que huir, y emprendió el viaje de vuelta a Babilonia, apesadumbrado. Entonces llegó a Persia un mensajero, con la noticia de que la expedición militar contra Judá había fracasado: Lisias, que había ido como caudillo de un ejército poderoso, había huido ante el enemigo; los judíos, sintiéndose fuertes con las armas y pertrechos, y el enorme botín de los campamentos saqueados, habían derribado el arca sacrílega construida sobre el altar de Jerusalén, habían levantado en torno al santuario una muralla alta como la de antes, y lo mismo en Betsur, ciudad que pertenecía al rey. Al oír este informe, el rey se asustó y se impresionó de tal forma que cayó en cama con una gran depresión, porque no le hablan salido las cosas como quería. Allí pasó muchos días, cada vez más deprimido. Pensó que se moría, llamó a todos sus grandes y les dijo: -«El sueño ha huido de mis ojos; me siento abrumado de pena y me digo: " ¡A qué tribulación he llegado, en qué violento oleaje estoy metido, yo, feliz y querido cuando era poderoso! " Pero ahora me viene a la memoria el daño que hice en Jerusalén, robando el ajuar de plata y oro que había allí, y enviando gente que exterminase a los habitantes de Judá, sin motivo. Reconozco que por eso me han venido estas desgracias. Ya veis, muero de tristeza en tierra extranjera. »

Salmo responsorial
R. Gozaré, Señor, de tu salvación.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, proclamando todas tus maravillas; me alegro y exulto contigo y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. R.

Porque mis enemigos retrocedieron, cayeron y perecieron ante tu rostro. Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío y borraste para siempre su apellido. R.

Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron, su pie quedó prendido en la red que escondieron. Él no olvida jamás al pobre, ni la esperanza del humilde perecerá. R.


Lectura del santo evangelio según san Lucas 20, 27-40

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: -«Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella.» Jesús les contestó: -«En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.» Intervinieron unos escribas: -«Bien dicho, Maestro.» Y no se atrevían a hacerle más preguntas.

Puntos para la oración 21 noviembre 2009

Hoy en nuestra oración nos unimos al recuerdo de la figura del Padre Eduardo Laforet, en el 25 aniversario de su muerte, o mejor aún, como le gustaba decir al P.Morales, de su nacimiento para la vida.

Hoy los cruzados y militantes de Santa María recordamos a este joven sacerdote que murió con 27 años, después de haber ofrecido su vida por la del Papa Juan Pablo II en el atentado del 13 de mayo. Y lo hacemos con un acto en Madrid, con la eucaristía, la presentación de un libro y un audiovisual sobre su vida.

Porque su vida es una llamada a la entrega incondicional, al amor a la Iglesia en la persona del Papa, a abrazar la cruz. Y este aniversario es también, de forma muy especial, un canto a la vida verdadera, a la vida eterna. Porque Eduardo, hace veinticinco años no murió, sino que empezó a vivir.

INVOCAMOS al Espíritu Santo y le pedimos que sea también para nosotros el Dios de la vida, de la verdadera vida.

LEEMOS el evangelio y nos quedamos con la frase última de Jesús:

Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.»

Sí, los muertos resucitan, y Dios es el Dios de la vida.

Y en esa lista de nombres, ‘Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob… también podemos incluir … Dios del Padre Eduardo Laforet…, Dios de todos los que han vivido hasta ahora… y con vértigo caigo en la cuenta de que también me puedo incluir a mí en esa lista, porque también es … Dios mío.

Dios nos crea definitivamente, no para caer en el vacío del sinsentido, de la inexistencia, de la nada después de la muerte. Dios nos crea para la vida y ésta que vivimos ahora, la terrenal, es apenas el comienzo de la que vamos a vivir toda la eternidad.

Y Dios, que nos ha creado personalmente, únicos e irrepetibles, también nos ama a cada uno de una manera personal, única e irrepetible, con nuestro propio nombre. Y se convierte en nuestro Dios. El Dios de Abraham, es el Dios mío también.

¡Dios me regala la vida y se me regala a sí mismo con esa vida!

QUIEN PIERDA SU VIDA LA GANARÁ… resuena hoy en nuestro recuerdo al contemplar la figura de Eduardo. Porque la vida que Dios nos regala no es para quedárnosla avariciosamente nosotros, sino para darla a manos llenas, sin reservarnos nada.

La vida es como el pan del maná que Dios daba al pueblo de Israel en su travesía por el desierto. Si se lo guardaban se les pudría. Y es también como ese otro pan, el eucarístico. Hemos de dar la vida, repartirnos, entregarnos, dejarnos comer, como hizo Jesús, como nos ordenó que hiciésemos. ‘Haced vosotros esto mismo’.

En este año sacerdotal, en el recuerdo de Eduardo y de su entrega, rezamos y meditamos: ¿Qué quieres Señor de mí? ¿Cómo quieres que te entregue mi vida? ¡Sé, Tú, Señor, el Dios de mi vida!

20/11/2009, Viernes de la 33ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura del primer libro de los Macabeos 4, 36-37. 52-59

En aquellos días, Judas y sus hermanos propusieron: -«Ahora que tenemos derrotado al enemigo, subamos a purificar y consagrar el templo.» Se reunió toda la tropa, y subieron al monte Sión. El año ciento cuarenta y ocho, el día veinticinco del mes noveno, que es el de Casleu, madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la ley, en el nuevo altar de los holocaustos recién construido. En el aniversario del día en que lo habían profanado los paganos, lo volvieron a consagrar, cantando himnos y tocando cítaras, laúdes y platillos. Todo el pueblo se postró en tierra, adorando y alabando a Dios, que les había dado éxito. Durante ocho días, celebraron la consagración, ofreciendo con júbilo holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza. Decoraron la fachada del templo con coronas de oro y rodelas. Consagraron también el portal y las dependencias, poniéndoles puertas. El pueblo entero celebró una gran fiesta, que canceló la afrenta de los paganos. Judas, con sus hermanos y toda la asamblea de Israel, determinó que se conmemorara anualmente la nueva consagración del altar, con solemnes festejos, durante ocho días, a partir del veinticinco del mes de Casleu.

SALMO RESPONSORIAL
R. Alabamos, Señor, tu nombre glorioso.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel, por los siglos de los siglos. R.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor, la majestad, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R.

Tú eres rey y soberano de todo. De ti viene la riqueza y la gloria. R.

Tú eres Señor del universo, en tu mano está el poder y la fuerza, tú engrandeces y confortas a todos. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 45-48

En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: -«Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos."» Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.

Puntos para la oración 20 noviembre 2009

Vosotros sois templos del Espíritu Santo”, así nos lo recuerda san Pablo. En el interior de mi corazón Dios descansa. Hace poco que lo meditábamos: “… porque mirad, el Reino de Dios está dentro de vosotros”. San Lucas 17, 21.

Jesús subía al templo a orar, era su “casa de oración”. Jesús viene a mi corazón a morar… Ojalá que encuentre un templo que de verdad es de oración. Que nunca nuestro corazón se transforme en “cueva de bandidos”. No es tan difícil, sólo hay que dejarle que cada mañana, que cada día, suba a enseñar a nuestro templo y le escuchemos.

Dejemos las preocupaciones, los proyectos, nuestras cosas…, cerremos las puertas de nuestro templo interior. Y en el silencio de la oración, contemplando a Cristo, enamorados de Él, nuestros ojos estén “pendientes de sus labios”.

Pídeselo a la Virgen que tantas veces escuchó de Jesús sus enseñanzas.

19/11/2009, Jueves de la 33ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura del segundo libro de los Macabeos 2, 15-29

En aquellos días, los funcionarios reales encargados de hacer apostatar por la fuerza llegaron a Modin, para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos israelitas acudieron a ellos. Matatías se reunió con sus hijos, y los funcionarios del rey le dijeron: -«Eres un personaje ilustre, un hombre importante en este pueblo, y estás respaldado por tus hijos y parientes. Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones, y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de grandes del reino, os premiarán con oro y plata y muchos regalos. » Pero Matatias respondió en voz alta: -«Aunque todos los súbditos en los dominios del rey le obedezcan, apostatando de la religión de sus padres, y aunque prefíeran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la alianza de nuestros padres. El cielo nos libre de abandonar la ley y nuestras costumbres. No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión a derecha ni a izquierda.» Nada más decirlo, se adelantó un judío, a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modin, como lo mandaba el rey. Al verlo, Matatias se indignó, tembló de cólera y en un arrebato de ira santa corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara. Y entonces mismo mató al funcionario real, que obligaba a sacrificar, y derribó el ara. Lleno de celo por la ley, hizo lo que Fineés a Zinirí, hijo de Salu. Luego empezó a gritar a voz en cuello por la ciudad: -«El que sienta celo por la ley y quiera mantener la alianza, i que me siga! » Después se echó al monte con sus hijos, dejando en el pueblo cuanto tenia. Por entonces, muchos bajaron al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir según derecho y justicia.

Salmo responsorial Sal 49, 1-2. 5-6. 14-15
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

El Dios de los dioses, el Señor, habla: convoca la tierra de oriente a occidente. Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece. R.

«Congregadme a mis fieles, que sellaron mi pacto con un sacrificio.» Proclame el cielo su justicia; Dios en persona va a juzgar. R.

«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo e invócame el día del peligro: yo te libraré, y tú me darás gloria.» R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 41-44

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: -« ¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida.»

Puntos para la oración 18 noviembre 2009, jueves Eucarístico y sacerdotal.

Comenzar la oración con esta referencia a la Eucaristía y al Sacerdocio nos centra de una forma especial en el amor de Jesús por los hombres. “El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús” (San Juan María Vianney).

¿Qué hace Jesús en el sagrario? Nos espera” Son palabras del santo cura de Ars.

Ahora ya nos resulta más fácil adentrarnos en esta relación de amor que es la oración. Estamos acompañados por el Espíritu Santo y la ayuda maternal de María.

Es emocionante y comprometedor el relato que nos trae hoy el libro de los Macabeos sobre la propuesta hecha a Matatías y sus hijos para que apostaten de la religión de sus padres a cambio de favores y títulos.

Nos hace reflexionar sobre la fidelidad en medio de las contrariedades y persecuciones. Muchas veces cedemos con facilidad, no a las presiones, sino a las mismas costumbres. Hoy se abandonan con una gran ligereza las tradiciones, costumbres y normas cristianas. Por eso necesitamos llenarnos de fortaleza en nuestro rato de oración.

Igual que Matatías queremos responder, aunque experimentemos debilidad, o incluso miedo, con la coherencia que él lo hizo: “Aunque todos los súbditos en los dominios del rey le obedezcan, apostatando de la religión de sus padres, yo, y mis hijos y mis parientes viviremos según la alianza de nuestros padres”.

En nuestra sociedad descristianizada y alejada de la práctica religiosa, hacen falta personas que, llenas de Dios por su comunicación directa y diaria con Él, no solamente no cedan a este influjo, sino que sirvan de faro y seguridad para todos aquellos que se tambalean.

Por eso acudimos a Ti, Señor, en este rato de oración. Que Tú te metas de tal manera en nuestra vida que nos vayamos configurando Contigo. Así podremos mostrar al mundo un cristianismo lleno de vida y entusiasmo, capaz de saltar por encima de todas las dificultades.

Que comprendamos en este día lo que Jesús nos dice en el Evangelio, lo que conduce a la paz.

Algunas cosas prácticas que conducen a esta paz del corazón:

1. Vivir en gracia de Dios.
2. Intensificar nuestra vida interior con la oración y los sacramentos.
3. Hacer el bien en las múltiples ocasiones que se presentan cada día.
4. No criticar, ni murmurar, de nada ni de nadie.
5. Sonreír en todo momento.
6. Mirar siempre en positivo, sabiendo que Dios está en todo lo que ocurre.

La oración colecta de la Misa de este día nos invita a pedir al Señor que nos conceda vivir siempre alegres en su servicio, porque ahí está el gozo pleno y verdadero.

Quiero acabar citando algunas frases del P. Eduardo Laforet, cuyo XXV aniversario de su partida a la casa del Padre celebraremos con gozo y agradecimiento dentro de cuatro días:

“”Me siento muy encajado en mi vocación, y de momento disfruto de lo lindo”.

“”Me siento lleno de vitalidad y esperanza”.

“Sólo Jesús me importa, y el tratar con Él”.

Que nuestra Madre, la Virgen, mujer Eucarística, nos adentre en el amor a Cristo, como a Eduardo, y a tantas almas a lo largo de los siglos. Amén.

18/11/2009, Miércoles de la 33ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura del segundo libro de los Macabeos 7, 1. 20-31

En aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. Pero ninguno más admirable y digno de recuerdo que la madre. Viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un día, lo soportó con entereza, esperando en el Señor. Con noble actitud, uniendo un temple viril a la ternura femenina, fue animando a cada uno, y les decía en su lengua: -«Yo no sé cómo aparecisteis en mi seno; yo no os di el aliento ni la vida, ni ordené los elementos de vuestro organismo. Fue el creador del universo, el que modela la raza humana y determina el origen de todo. Él, con su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley.» Antioco creyó que la mujer lo despreciaba, y sospechó que lo estaba insultando. Todavía quedaba el más pequeño, y el rey intentaba persuadirlo, no sólo con palabras, sino que le juraba que si renegaba de sus tradiciones lo haría rico y feliz, lo tendría por amigo y le darla algún cargo. Pero como el muchacho no hacia ningún caso, el rey llamó a la madre y le rogaba que aconsejase al chiquillo para su bien. Tanto le insistió, que la madre accedió a persuadir al hijo; se inclinó hacia él y, riéndose del cruel tirano, habló así en su idioma: _«Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crié tres años y te he alimentado hasta que te has hecho un joven. Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen y verás que Dios lo creó todo de la nada, y el mismo origen tiene el hombre. No temas a ese verdugo, no desmerezcas de tus hermanos y acepta la muerte. Así, por la misericordia de Dios, te recobraré junto con ellos.» Estaba todavía hablando, cuando el muchacho dijo: -« ¿Qué esperáis? No me someto al decreto real. Yo obedezco los decretos de la ley dada a nuestros antepasados por medio de Moisés. Pero tú, que has tramado toda clase de crímenes contra los hebreos, no escaparás de las manos de Dios.»

Salmo responsorial Sal 16, 1. 5-6. 8 y 15
R. Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.

Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores, presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño. R.

Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, y no vacilaron mis pasos. Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras. R.

Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme. Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 11-28

En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro. Dijo, pues: -«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo." Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey." Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez." Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades." El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco." A ése le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades." El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras." Él le contestó: "Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses." Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez." Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas." "Os digo: 'Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.' Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia."» Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

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