Al iniciar nuestra oración, con nuestras palabras, pedir a Dios que este acto de adoración sólo sea para la alabanza de Él y así en todo lo que hagamos sea para amar y servir sólo a Él.
Hoy la Iglesia nos propone para nuestra oración una parábola de Jesús. Las parábolas son el corazón de la predicación de Jesús, por ello debemos preguntarle a Él como lo hicieron sus discípulos ¿qué me quiere decir a mí hoy y en esta circunstancia esta enseñanza del Maestro?
En el derecho, con mi propiedad puedo hacer lo que quiera, es decir el Estado no me puede castigar si rompo mi bicicleta o tiro un pantalón nuevo. Esto que me permiten hacer con mis cosas ¿es válido también con Dios?
Dios nos da sus dones para que los usemos, no para que abusemos de ellos. Somos libres de usarlos y libres para tener iniciativas, pero sólo con buen fin. Si todas las cosas son don de Dios, todas tienen una misión en la vida.
Esto es válido, sobre todo para los dones del espíritu pero, también, para los dones materiales. Todo don forma parte de la vida que crece y se desarrolla. Dios nos ha dado a todos el talento para realizar la más bella imagen que es nuestra vida, para cantar el canto más hermoso sobre todo lo bueno que habita en nuestro corazón.
El Estado establece que quienes menos tienen, tienen más derechos. ¿Cómo puede, el evangelio, cambiar esta exigencia natural de justicia?
Jesús en esta parábola no está hablando de distribución de dinero, sino de gracia. La gracia es la vida: en la naturaleza crece y florece más el que tiene más vitalidad y fuerza. Si tenemos más vitalidad y fuerza sobrenatural, creceremos más rápidamente en las virtudes y recibiremos más dones de Dios. La gracia es el diálogo con Dios, la oración. Quien ora más aprende a orar, su amistad con Dios se hace más íntima, siente más gozo de vivir. Entonces, quien tiene la gracia de Dios tiene cada vez más gracias.
Primer punto.- Hacer un repaso de todos los talentos que el Señor me ha dado: la vida, la fe, la salud, la familia…
Segundo punto.- Darle gracias por todos y cada uno de estos talentos. El Señor agradece que le den gracias como el leproso que volvió a agradecerlo (Lc 17 11-19).
Tercer Punto.- Ver cómo estoy negociando con estos talentos que me han sido concedidos para un fin.
Cuarto punto.- Pedir ayuda y consejo a María que es modelo en negociar con los talentos que Dios le entregó y además quiere enseñárnoslo a todos su hijos.