Puntos para la oración 3 noviembre 2009

El mes de noviembre nos habla del fin del camino. La solemnidad de todos los santos, con que lo empezamos, nos invita a pensar en todos aquellos en quienes Dios nos ofrece “el ejemplo de su vida, la ayuda de su intercesión y la participación en su destino”. Muchos de estos santos los conocemos, otros no sabemos su nombre pero confiamos formen aquella inmensa muchedumbre de que nos habla el Apocalipsis. El día de los fieles difuntos nos ha recordado la solidaridad de oración por aquellos que “nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz”; nuestras oraciones les son provechosas. En la misa, nuestra oración más importante, podemos vivir de una forma especial el momento de la plegaria eucarística que se dedica a los santos y a los difuntos; no dejar que se nos escape ese momento por la inercia o la distracción (se pueden tener presentes en ese momento nombres propios de santos y de amigos o familiares difuntos).

El fin del camino es encuentro definitivo con Jesucristo que es también compañero de camino. Él ha preparado un banquete para todos los pueblo de la tierra y siente que cosas inmediatas e importantes nos distraigan de lo más importante que es responder a su invitación. Hoy en la oración estemos con Jesús con fe viva para que todas las cosas que tenemos entre manos nos sirvan de camino al banquete del Reino de los cielos.

Que vuestra caridad no sea una farsa”. La exhortación de san Pablo organiza la iglesia para el fin que Jesús quiere. La oración nos capacita para vivir la vigilancia de nuestra vida y renovarnos continuamente respondiendo a los nuevos retos. Empezaremos con el primer sábado de noviembre la campaña de la Inmaculada que nos dará una oportunidad para vivir estos ideales.

Todo esto se realiza en la paz del Señor: “Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor”. Somos un “cuerpo” con Jesús y Él nos ha dado una tarea en bien de todos. Todo lo que hagamos sea en su paz como quien sirve al Señor: “Servid constantemente al Señor”.

Sed asiduos en la oración

Que san Martín de Porres, “Martín de la caridad”, cuyo padre nació en Burgos, nos enseñe a edificar la Iglesia.

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