Puntos para la oración 25 noviembre 2009

1. Oración preparatoria: Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad. (EE.EE. 46)

2. Petición: “Conoscimiento de los engaños del mal caudillo y ayuda para dellos me guardar, y conoscimiento de la vida verdadera que muestra el sumo y verdadero capitán, y gracia para le imitar." (EE.EE. 139)

3. Puntos para orar.

a. Estamos en la última semana del año litúrgico. En estos días contemplamos la Iglesia cercana al día de la manifestación del Señor. Hemos celebrado el domingo pasado la Fiesta de Jesucristo, Rey del Universo. Jesús, a quien seguimos se manifestará como Rey al final de los tiempos y si yo le dejo lo hará en mi vida. El nos dice que, los hombres que nos rodean,, -«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio». Esto mismo, de una u otra manera, les ha pasado a los cristianos de todos los tiempos. Jesús no nos engaña. Su seguimiento está marcado por la incomprensión y por la cruz. Pero “así tendremos ocasión de dar testimonio”

b. Pensar también que la próxima semana empezamos el adviento y que se unen en la vida de cada cristiano la venida que hizo en carne en Nazaret con la venida al final de los tiempos. Empezar a suspirar por la venida del Señor a mi vida en cada momento que se culminará con la venida el día de mi muerte y el día del final de los tiempos. Empezar a decir mentalmente en la oración y durante todo el día cuando nos acordemos, con la Virgen que fue la primera en esperarle dentro de su seno: ¡Maranatha!., ¡ven, Señor Jesús!

4. Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría a la Virgen e invocación: “Santa María, Madre de los apóstoles, Madre mía, en ti confío para vivir con fidelidad mi vida de cristiano y de militante y llevar la palabra oportuna a los demás que les lleve a tu Hijo”.

5. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponer enmienda.

* Nota: las siglas “EE.EE.” remiten al libro de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola y al número que se indica.

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