“¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios?”.
Ante esta queja amorosa de Jesús, mañana nuestra oración será la repetición reiterada de esta súplica: “Gracias, Señor”. No olvidemos nunca que la oración de súplica es una bomba de efecto retardado.
Normalmente utilizamos esta frase, “Gracias, Señor”, como fórmula de agradecimiento ante un favor recibido. Y así, con tal significado inicial, la repetiremos mañana en nuestra oración. ¡Son tantos los favores recibidos de la mano del Señor, por la intercesión maternal de la Virgen Nuestra Señora! Dones, gracias, misericordias, en número tal que sólo en el cielo los conoceremos.
Pero no olvidemos que hay otra acepción para la palabra GRACIA. Que es la ayuda sobrenatural y don otorgado por Dios al hombre para el logro de la bienaventuranza. De modo que nuestro “Gracias, Señor” de mañana se va a abrir a nuevos horizontes.
En primer lugar, se va a convertir en oración de súplica:
“Te pido, Señor, nuevas gracias para seguirte con más fidelidad en el camino que tú me has marcado, en el camino de la santidad, en el camino de una mayor y mejor fidelidad a tus insinuaciones de cada hora. “
“Gracias, Señor, muchas gracias” preciso para mí y para cuantos me rodean. Gracias de conversión, gracias de arrepentimiento, gracias de perdón.
Y en segundo lugar, se va a convertir en oración de reconocimiento de sus dones. “Gracias, Señor” son cada una de las acciones que me acaecen, cada uno de los sucesos que jalonan mi vida: prósperos o adversos (según nuestras miras humanas). Gracias son la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, el llanto y la risa, el halago y la humillación, el éxito y el fracaso. ¡Cuán fácil es conocer la GRACIA en los sucesos prósperos, y cuán difícil reconocer la GRACIA en los adversos! ¿Se nos ha ocurrido ante una situación dolorosa dirigirnos al Señor para decirle “GRACIAS” con esa acepción inicial de agradecimiento? Y sin embargo todo lo que Dios hace en nosotros es don y regalo.
“Gracias, Señor”, por cuantos has hecho conmigo.
“Gracias, Señor”, te pido para seguirte estrechamente.
“Gracias, Señor”, son todas las cosas que de Ti recibo.