Puntos para la oración 9 noviembre 2009

  • Creo que nos ayudará en este día, para nuestra oración personal, tener alguna consideración inicial de cara a la fiesta litúrgica que celebramos:
    • La dedicación de la Basílica de S. Juan de Letrán: Según una tradición que arranca del siglo XII, se celebra el día de hoy el aniversario de la dedicación de la basílica construida por el emperador Constantino en el Laterano. La Basílica de Letrán es la iglesia-madre de Roma, dedicada primero al Salvador y después también a San Juan Bautista. Esta celebración fue primero una fiesta de la ciudad de Roma; más tarde se extendió a toda la Iglesia de rito romano, con el fin de honrar aquella basílica, que es llamada «madre y cabeza de todas las iglesias de la Urbe y del Orbe», en señal de amor y de unidad para con la cátedra de Pedro que, como escribió san Ignacio de Antioquía, «preside a todos los congregados en la caridad».
  • Si centramos ahora nuestra atención en el Evangelio que la Iglesia nos presenta, nos encontramos con el texto de S. Juan en el capítulo 2.
    • Con respecto a este pasaje, comenta el P. Basabe, S.J. en una de sus obras, que hay un problema muy antiguo. “Los sinópticos ponen esta escena de la expulsión de los mercaderes del Templo al final de la vida de Cristo, después de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. El problema es saber si ambas escenas, la que narra Juan y la que narra los Sinópticos es la misma escena o son diferentes; y si consiguientemente, la expulsión de los mercaderes tuvo lugar dos veces en la vida de Cristo. Es un problema que nunca ha quedado definitivamente aclarado, y hay razones positivas para ambas hipótesis. No parece creíble que Juan haya querido adelantar una escena que se produjo en la última Pascua de Jesús; la narra en la primera Pascua, porque él mismo fue testigo de esa primera expulsión de los mercaderes del Templo.”
  • Una vez dicho esto, veamos algunas ideas que se desprenden del texto:
    • I. ¿Qué significaba el Templo para un israelita?
      • Significaba la presencia de Dios en medio de su pueblo,
      • la garantía de su protección,
      • el lugar donde se manifestaba la gloria de Dios, la grandeza y el esplendor de Yahvé.
      • Ante esta realidad, ¿el pueblo como respondía?
        • Respondía con el culto, la celebración de las fiestas y con los sacrificios y oraciones diarias.
        • Todo esto tiene una realidad todavía mucho más profunda en cualquiera de nuestros templos de hoy.., donde se venera a Jesucristo en la Eucaristía.
  • II. Jesús cumple con la ley.
    • Cada año, de manera especial, en la gran solemnidad de la Pascua, acude a Jerusalén para tributar el verdadero culto a su Padre Dios.
    • Desde los 12 años lo viene haciendo.
    • Pero en esta oportunidad entra en el Templo, rodeado de sus discípulos, y quiere manifestarse en Jerusalén como el Mesías, como el enviado de Yahvé, y lo primero que quiere enseñar es el respeto y honor que se debe a la Casa del Padre.
  • III. Ante la profanación de la Casa de su Padre, el Señor siente una santa cólera.
    • Y revestido con una autoridad superior a la de los sacerdotes y maestros de la Ley, improvisando un látigo de cuerdas, arroja del atrio del Templo a todos los mercaderes y a los cambistas.
      • Actitud bien dura, y diríamos agresiva del Señor.
      • Es la única vez en la que vemos al Señor en una actitud tan dura.
    • Lo que le movió a Cristo a llevar a cabo esta acción fue el celo por la Casa de su Padre.
    • Todas las enseñanzas de Cristo son valederas para todos los tiempos; y esta enseñanza sobre el respeto al Templo y al culto a Yahvé, tiene una aplicación de especialísima actualidad referida a nuestros templos de hoy día, al culto, a la manera como se celebra la liturgia.
  • IV. Pero las autoridades judías se sienten heridas ante la actitud de Jesús.
    • Y es que implícitamente la conducta de Jesús es una dura crítica a esas autoridades que permiten esos abusos dentro del templo.
    • Se enfrentan a Jesús y le reclaman que manifieste con qué derecho y autoridad ha llevado a cabo la expulsión de los mercaderes.
    • La respuesta de Jesús, va a contener una revelación de extraordinaria importancia.
      • Será la primera vez que el Señor, de una manera velada, haga alusión a su muerte y resurrección.
  • Hace un año el P. Raniero Cantalamessa, cerraba su homilía de este día de fiesta, que cayó en domingo, con esta referencia tomada de las Confesiones de S. Agustín:
    • “En las Confesiones (VIII,2), san Agustín narra cómo tiene lugar al conversión del gran orador y filósofo romano Victorino.
    • Al convencerse de la verdad del cristianismo, decía al sacerdote Simpliciano: "Ahora soy cristiano".
    • Simpliciano le responde: "No te creo hasta que te vea en la Iglesia de Cristo".
    • El otro le pregunta: "Entonces, ¿son las paredes las que nos hacen cristianos?". Y el tema quedó en el aire.
    • Pero un día Victorino leyó en el Evangelio la palabra de Cristo: "quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre". Comprendió que el respeto humano, el miedo de lo que pudieran decir sus colegas, le impedía ir a la iglesia. Fue a ver a Simpliciano y le dijo: "Vamos a la Iglesia, quiero hacerme cristiano".
  • Creo que esta historia tiene algo que decir hoy, a más de una persona formada y con cultura.

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