COMENTARIO DEL DOMINGO
Poco a poco nos acercamos al final del tiempo pascual. A este sexto domingo de Pascua ya solo le seguirán la Ascensión del Señor y posteriormente Pentecostés, fiesta del Espíritu, don del Señor. Se hace urgente recordar lo importante, lo único necesario, lo sustantivo: la hondura y novedad del nuevo mandamiento desde el que vivir nuestra relación con Dios y con nuestros semejantes. La liturgia en sus textos bíblicos así nos lo recuerda. Se nos invita a vivir desde la ley del amor precisamente porque Dios es Amor, en palabras de San Juan. Una ley del amor que aunque pudiera parecer sencilla o incluso una “romanticidad” poco viable para estos tiempos de crisis es el medidor perfecto de nuestro grado de humanidad y prueba de fuego de nuestra fe. Los mayores sacrificios, las más altas entregas son fruto del amor. Un ejemplo: se pueden regalar rosas por San Valentín pero regalar un riñón, como aparecía este año por televisión, solo es posible desde un amor total y oblativo donde la preocupación por el otro casi supera la propia. Y la fe solo puede ser comprendida desde esta clave antropológica. Como bien decía Von Balthasar solo el amor es digno de fe. Amamos en quien confiamos y confiamos en quien amamos. Si la fe es confianza sabemos donde podemos poner nuestro amor. Y confiamos porque hemos sido amados.
COMENTARIO DE NUESTA SEÑORA DE FATIMA (por gentileza de Javier Leoz)
Desde el 13 de mayo de 1917, María en una de sus múltiples y más populares advocaciones “FATIMA” se ha convertido en un campo abierto donde más de dos millones de creyentes fortalecen su Fe. En aquel lugar de Portugal donde nace y crece la espiga para la eucaristía, donde se corta a tiempo el sarmiento para que produzca el vino… la Palabra de Dios sigue resonando con el mismo trasfondo de esta aparición: CONVERSIÓN PERSONAL
Lucía, Francisco y Jacinta (testigos predilectos del inicio de esta devoción) nos representan perfectamente a nosotros:
- Sólo, desde la pequeñez, seremos capaces de intuir la grandeza de DIOS.
- Sólo, desde el asombro, podemos ser sensibles a la presencia de lo divino
- Sólo, desde el volver a Dios, podremos gozar de su bondad y de su paz aquí y ahora.
Fátima sigue siendo un mensaje válido para la Iglesia y para los cristianos.
- Ir a este Santuario mariano es dejar por el camino el peso de nuestra mediocridad.
- Pensar en este lugar, sobrio y tan distinto a otros, es caer en la cuenta de que DIOS se las ingenia para sorprendernos en el momento y en el rincón más insospechado.
- Rezar en “Cova da Iría” es concluir que María es un canal que nos conduce al encuentro personal y comunitario con Dios.
- Celebrar la Eucaristía al pie de aquella Basílica es orientar los sentidos hacia el Oriente de donde viene la fuerza de la Palabra y el testimonio de la vida, muerte y resurrección de Jesús.
UNA PALABRA:
“El poderoso ha hecho obras grandes en mí, su nombre es santo” (Lc 1,49)
Volver de FÁTIMA a la realidad de cada día:
- Es saber que siempre hay un “misterio” escondido que al final de nuestros días Dios mismo se encargará de resolver.
- Es caer en la cuenta de que nos queda un trecho para cumplir, como María lo hizo, en la obediencia a Dios.
- Es seguir pensando y creyendo que “los grandes fenómenos” que ocurren en la ciencia y en la naturaleza… siguen teniendo su origen en el dedo de Dios.
- Es confiar en un Dios que cura y sana a todo aquel que quiere revestirse con un talante y un espíritu nuevo: la belleza interior.
- No poner tanto el acento, en las apariciones y signos extraordinarios, como cuanto en contemplar los pequeños acontecimientos de cada jornada como una presencia real y misteriosa de Dios… donde, además, Dios habla.
Todos los días cuando intentamos cumplir el ideario de DIOS para nuestra vida y nuestro mundo, en nuestra Iglesia y para nuestra tierra… podemos decir que son un buen caldo de cultivo para la presencia de María.