- Introducción: Preparando la venida del Espíritu Santo.
Estamos conmemorando en estos días la espera que hace toda la Iglesia con María antes de Pentecostés. Esperando el cumplimiento de la promesa de Jesús: “os conviene que yo me vaya.” “Os enviaré al Consolador, al Defensor, la Espíritu de la Verdad.” El irá guiando a toda la Iglesia hasta la verdad plena.
En el evangelio de hoy, como una resonancia de los días más cercanos a la Pascua, la Iglesia nos pone la escena en que Jesús le hace “el examen del amor” a Pedro. Jesús le había escogido para cabeza de la naciente iglesia. A pesar de su cobardía y de su triple negación no le quita ese privilegio. Con toda delicadeza le vuelve a confirmar en el cargo de cabeza de los apóstoles. Pedro, lleno de amor al Señor, pues se le ha perdonado mucho y lleno de conocimiento humilde de si, sería blanda cera para dejarse hacer por la gracia y dejarse llevar en la misión de regir la Iglesia que Jesús le encomendaba. - Oración preparatoria: Jesús, vida del mundo: en ti brilla para nosotros esperanza de resurrección. Haznos vivir la santidad del misterio pascual. Perfecta libertad de espíritu, sin adherencia a lo creado. Olvido del yo, vida escondida contigo en el Padre, adhesión plena y total a Dios. Luz de Cristo resucitando: disipa nuestras tinieblas de mente y corazón.
- Petición: Ven Espíritu Santo. Dame tu luz para meditar los pasajes de las lecturas de hoy. Señor, dame tu gracia para llevar a cabo en mi ambiente, con los dones que tu me has dado, mi vocación apostólica, como San Pedro.
- Puntos para orar: Imaginar la escena y ponernos presentes escuchando la conversación del Señor y Pedro: “Jesús le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.”
- Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponer enmienda.
El Espíritu Santo sigue actuando hoy en su Iglesia. Aquí hay un enlace de un vídeo de una conferencia con un precioso testimonio de conversión de la escritora María Vallejo Nágera