8 mayo 2012. Martes de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración

El texto del Evangelio de hoy vuelve a recordarnos en qué consiste la paz que nos trae Jesucristo resucitado.

La consecuencia lógica de ponerme en la presencia del Señor, es que me comunica la paz. Dijo Jesús a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde…”

No me resisto a citaros el texto del beato Papa Juan XXIII cuando comenta este pasaje: ahí lo tienes:

LA PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY

“Para que la sociedad humana pueda llegar a ser la imagen más perfecta del reino de Dios, es absolutamente necesario el auxilio de lo alto. Cristo, por su pasión y por su muerte venció el pecado, fuente y principio de todas las divisiones, de todas las miserias y de todos los desequilibrios: Porque él es nuestra paz. Él vino a anunciaros la paz a vosotros que estabais lejos y a los que estaban cerca.

En la liturgia de estos días resuena este mismo anuncio: “Cristo resucitado, presentándose en medio de sus discípulos, los saludó diciendo: La paz sea con vosotros. Aleluya. Y los discípulos se gozaron al ver al Señor”. Cristo nos ha traído la paz, nos ha dejado la paz…

Pidamos con insistentes súplicas al Redentor esta paz que él mismo nos trajo. Que él borre de los hombres todo lo que pueda poner en peligro esta paz y transforme a todos en testigos de la verdad, de la justicia y del amor fraterno. Que ilumine con su luz la mente de los que gobiernan las naciones. Así, bajo su acción y amparo, todos los pueblos se aúnen como hermanos y florezca entre nosotros y reine siempre la anhelada paz.

Súplica a María

“Santa Madre de Cristo resucitado: inúndame con el gozo de la Pascua”

Archivo del blog