(Ideas
recogidas de Jesús Martí Ballester en Internet y resumidas)
Vamos a
recordar hoy, 12 de octubre, aniversario del descubrimiento de América, en
nuestra oración, aquella hazaña de fe que fue la evangelización de ese gran
continente. Así podremos dar gracias a Dios y a María, por su especial
protección sobre nuestra tierra, “toda de María”
Si sabemos
interpretar los signos de los tiempos podremos pensar que Dios se valió
de España para llevar la fe salvadora a pueblos innumerables, que hoy
permanecen fieles a ella y son la esperanza de la Iglesia, sobre todo en
vocaciones.
Lo destacó
expresamente san Juan Pablo II en un mensaje al Congreso Mariológico y Mariano
celebrado en Huelva en 1992:
- "Los marinos intrépidos de Palos, de Huelva, de Moguer, de Lepe, que en el nombre de Dios y de Santa María partieron del puerto de Palos, fueron protagonistas de aquella gran epopeya que llegaría a cambiar la configuración del mundo conocido y que, a la vez, abrió espacios insospechados a la expansión del mensaje cristiano".
Además, con su
viaje a Santo Domingo, en la República Dominicana, primera tierra descubierta
por Colón, de cara a la celebración del V Centenario del Descubrimiento y
Evangelización de América, el Papa quiso reconocer y enaltecer la gesta
evangelizadora de España.
Pero fue la
Virgen la primera misionera, que nos dejó en su Pilar de Zaragoza un
claro mensaje: "Haced lo que El os diga".
Por eso hoy,
al celebrar la fiesta de la Virgen del Pilar, proclamamos agradecidos que María
ha escogido el Pilar para derramar sobre España sus bendiciones.
Ella ha sido
la "columna llameante, guía para un camino desconocido" (Sab 18,3).
- El día nueve de octubre durante toda la noche los navegantes oyeron volar pájaros. El día diez vieron pasar grajos y papagayos. El día once aumentaron los indicios. La noche fue una noche clara de luna y en el aire y en el agua flotaba un ambiente de calma suave.
- De repente, sonó en la Pinta un tiro de cañón y se oyó el grito triunfal y esperado: TIERRA. Lo había dado Rodrigo de Triana. Eran dos horas después de la media noche. Al amanecer apareció la lengua blanca de arena del primer suelo americano.
En España, las
campanas de los conventos llamaban a Maitines, y todo aquel día 12, la
Iglesia de España rezaba a la Virgen del Pilar. Era el día del desembarco y
del Descubrimiento.
Reunámonos hoy
en oración, como los Apóstoles con María en el Cenáculo, para dar
gracias porque nos ha dado a su Madre, "que nos protege en su tienda
el día del peligro, y nos alza sobre la roca" (Salmo 26).
Y aclamemos
a María, intacta en su virginidad, gloriosa en su descendencia y triunfante
en su asunción. Que ella sea nuestro gozo y la causa de nuestra alegría.