26 octubre 2014. Domingo de la XXX semana de Tiempo Ordinario (Ciclo A) – Puntos de oración

1. Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.” (EE 46)
2. Petición.  “Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad, y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos” (Oración colecta de la misa)
3. Puntos para orar: A la pregunta que le hacen los fariseos para ponerlo a prueba, Jesús nos muestra cuál es el mayor de los mandamientos de la Ley: amar a Dios. Y el segundo es semejante: Amar al prójimo como a uno mismo. El hombre está creado a imagen y semejanza de Dios. Amar al hombre es amar a la criatura amada por Dios y a lo que en la creación nos muestra la imagen de Dios. ¿Y cómo es este amor que Dios nos pide? San Pablo nos lo dice en la Carta a los Corintios: “El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor no pasará jamás”. Este es el amor que Dios espera de nosotros. Amor a Él sobre todas las cosas y amor a Él a través de nuestro prójimo.
Por si nos ayuda, podemos leer con tranquilidad el salmo 17 que se muestra abajo. En él se ve el amor y la predilección de Dios por cada uno de nosotros, librándonos del peligro y el mayor peligro de todos nuestros propios pecados.
4. Unos minutos antes del final de la oración: Diálogo con Jesús, Avemaría a la Virgen.
5. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y proponerme algo concreto para enmendarlo.
Salmo 17
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,mi fuerza salvadora, mi baluarte.Invoco al Señor de mi alabanzay quedo libre de mis enemigos.Me cercaban olas mortales,torrentes destructores me aterraban,me envolvían las redes del abismo,me alcanzaban los lazos de la muerte.En el peligro invoqué al Señor,grité a mi Dios:desde su templo él escuchó mi voz,y mi grito llegó a sus oídos.Entonces tembló y retembló la tierra,vacilaron los cimientos de los montes,sacudidos por su cólera;de su nariz se alzaba una humareda,de su boca un fuego voraz.Y lanzaba carbones ardiendo.Inclinó el cielo y bajócon nubarrones debajo de sus pies;volaba a caballo de un querubíncerniéndose sobre las alas del viento,envuelto en un manto de oscuridad;Como un toldo, lo rodeabanoscuro aguacero y nubes espesas;al fulgor de su presencia, las nubesse deshicieron en granizo y centellas;y el Señor tronaba desde el cielo,el Altísimo hacía oír su voz:disparando sus saetas, los dispersaba,y sus continuos relámpagos los enloquecían.El fondo del mar apareció,y se vieron los cimientos del orbe,cuando tú, Señor, lanzaste un bramido,con tu nariz resoplando de cólera.Desde el cielo alargó la mano y me agarró,me sacó de las aguas caudalosas,me libró de un enemigo poderoso,de adversarios más fuertes que yo.Me acosaban el día funesto,pero el Señor fue mi apoyo:me sacó a un lugar espacioso,me libró porque me amaba.El Señor retribuyó mi justicia,retribuyó la pureza de mis manos,porque seguí los caminos del Señory no me rebelé contra mi Dios;porque tuve presentes sus mandamientosy no me aparté de sus preceptos;Le fui enteramente fiel,guardándome de toda culpa;el Señor retribuyó mi justicia,la pureza de mis manos en su presencia.Con el fiel, tú eres fiel;con el íntegro, tú eres íntegro;con el sincero, tú eres sincero;con el astuto, tú eres sagaz.Tú salvas al pueblo afligidoy humillas los ojos soberbios.Señor, tú eres mi lámpara;Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.Fiado en ti, me meto en la refriega,fiado en mi Dios, asalto la muralla.Perfecto es el camino de Dios,acendrada es la promesa del Señor;Él es escudo para los que a Él se acogen.¿Quién es dios fuera del Señor?¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?Dios me ciñe de valory me enseña un camino perfecto;Él me da pies de ciervo,y me coloca en las alturas;Él adiestra mis manos para la guerra,y mis brazos para tensar la ballesta.Me dejaste tu escudo protector,tu diestra me sostuvo,multiplicaste tus cuidados conmigo.Ensanchaste el camino a mis pasos,y no flaquearon mis tobillos;yo perseguía al enemigo hasta alcanzarlo,y no me volvía sin haberlo aniquilado:los derroté, y no pudieron rehacerse,cayeron bajo mis pies.Me ceñiste de valor para la lucha,doblegaste a los que me resistían;hiciste volver a la espalda a mis enemigos,rechazaste a mis adversarios.Pedían auxilio, pero nadie los salvaba;gritaban al Señor, pero no les respondía.Los reduje a polvo, que arrebataba el viento;los pisoteaba como barro de las calles.Me libraste de las contiendas de mi pueblo,me hiciste cabeza de naciones,un pueblo extraño fue mi vasallo.Los extranjeros me adulaban,me escuchaban y me obedecían.Los extranjeros palidecíany salían temblando de sus baluartes.Viva el Señor, bendita sea mi Roca,sea ensalzado mi Dios y Salvador:el Dios que me dio el desquitey me sometió los pueblos;que me libró de mis enemigos,me levantó sobre los que resistíany me salvó del hombre cruel.Por eso te daré gracias entre las naciones, Señor,y tañeré en honor de tu nombre:tú diste gran victoria a tu rey,tuviste misericordia de tu Ungido,de David y su linaje por siempre.




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