17 octubre 2014. Viernes de la XXVIII Semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Todos los días nos encontramos con Jesucristo en el Evangelio, y todos los días encontramos en sus palabras una luz, una fuerza y un consuelo.

Una luz que ilumina nuestro entendimiento.

Una fuerza para poder disponer nuestra voluntad en su servicio.

Y un consuelo, pues lo necesitamos, si queremos perseveras en su seguimiento.

¿Cuál sería la luz de este día?

Una advertencia: “Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía.”

  • La hipocresía es una actitud esporádica o constante, por la cual fingimos lo que no somos, no tenemos o no podemos.… En el fondo es una mentira existencial.
  • Ante Dios el hipócrita no tiene nada que hacer, pues se encuentra frente a la Verdad plena y total…
  • Si hacemos una aplicación práctica a nuestra vida de oración, tenemos que reconocer que no siempre nos presentamos ante Dios sin ocultar nada, y mostrándonos tal como somos. Hoy os invito a presentaros tal como sois, tal como estáis…

¿En qué consistiría la fuerza que se nos ofrece?

“A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más.

Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo.

  • El miedo es otro factor determinante en nuestras relaciones.
  • Es curioso la cantidad de procesos biológicos que se ponen en marcha con el miedo: Se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, también la glucosa en sangre. El sistema inmunitario se detiene. Se producen cambios faciales…
  • ¿Nos damos cuenta de que solemos tener miedo a muchas cosas, menos a la principal, a la pérdida de la vida divina en nosotros y la consecuencia que esto conlleva: la separación de Dios.
  • Apreciemos en este rato de oración la seguridad de las palabras de Cristo: “no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más.”

¿Y cuál sería el consuelo?

“No hay comparación entre vosotros y los gorriones.”

  • Si no cae al suelo ni uno de estos pajarillos sin el consentimiento de nuestro Dios, ¿qué podemos decir del hombre y lo que este significa ante El?
  • Efectivamente, Dios se ocupa de las más pequeñas de sus criaturas. Dios se interesa por todo lo que no tiene la menor apariencia de grandeza. Si todo lo lleva en su corazón, con mayor razón el hombre.
  • “Señor, yo creo que estoy “ante tu mirada”. Con este convencimiento, ¿cómo puedo tener miedo?”

Terminemos nuestra oración con un acto de confianza, y mantengamos durante este día su Divina Presencia. Que así sea.

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