Estamos en la semana de “Témporas de
acción de gracias y de petición”. Quizá a muchos no signifique nada, pero
estaban colocadas al final de la recolección de casi todos los frutos empezando
por los más imprescindibles para comer. Era tan importante dar gracias al Señor
que se prolongaban por una semana y hay distintas fórmulas de Misas para cada
día.
En todas ellas la idea central es dar
gracias a Dios.
Vamos a preparar y hacer nuestra oración
de mañana de acción de gracias una micro “Contemplación para alcanzar Amor” que
San Ignacio pone al final de los Ejercicios Espirituales que todos debemos
hacer y repetir cada año para que no se añeje nuestra oración y vida
espiritual, donde salimos nuevos.
No hay un texto en el Evangelio
que no nos lleve a dar gracias a Dios. La acción de gracias, nos coloca
en nuestro lugar y es la cima de toda religión. Le preguntaban al Dalai Lama
¿Cuál es la mejor religión? Todos esperaban que dijera, la budista, pero dijo:
“La mejor religión es a que te aproxima más a Dios, al infinito, que te hace
mejor…” ¿Y qué es lo que hace mejor?
“Aquello que te hace más compasivo, más
sensible, más despegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más
ético. La religión que consiga eso de ti es la mejor religión”.
Fijaos bien, todos nos hemos acercado a
leer estos puntos, porque hacemos oración o queremos empezar hacerla si es la
primera vez que los leo. Pero la oración cristiana junto con la práctica
sacramental cumple de forma rebosante todo lo que dice Dalai Lama. Los momentos
actuales son buenos para ver a nuestro alrededor la situación en el mundo cómo
los cristianos somos perseguidos en todos los países. ¿No será porque es la que
responde mejor a las aspiraciones del Dalai? Esto lo experimenta quien cada día
hace oración y comparte la Eucaristía donde el contacto con Cristo nos
trasciende hasta Dios, el Infinito y nos contagia todas las virtudes que
nos hacen mejores. ¡Ay si todo el mundo hiciera oración! ¡Cómo se transformaría
el mundo!
Pues bien, hagamos oración de
acción de gracias con el salmo de mañana:
“DAD GRACIAS AL SEÑOR DE TODO CORAZÓN”.
Pero de verdad, dale gracias. ¿Por? En el salmo nos lo dice: Porque
grandes son sus obras y dignas de estudio para los que le aman.
Pidamos como nos dice Ignacio en la
contemplación para alcanzar amor-la cumbre de toda religión, que es Dios que es
amor- “Conocimiento interno de todos los bienes recibidos” y estos son
de creación (tantas obras maravillosas), de redención (dándonos a su Hijo que
para salvarnos lo deja morir en la Cruz), de cada uno, particulares (tantas
gracias recibidas desde la vida, la familia, el bautismo que te ha hecho hijo
de Dios, ¿hay algo más grande? Y tantas gracias particulares que tu consideras
especiales caricias de su amor,…)
Pero es más la segunda estrofa del
salmo: “Justicia y verdad son las obras de sus manos…”; fijaos que
si la mejor obra es la que más acerca a Dios, tiene que acercar a sus obras, y
si sus obras son justicia y verdad, debe ser verdadera. No puedo dudar nunca de
ello y todas las demás son aproximaciones.
En la tercera estrofa es para volverse
loco agradeciendo: “Envió la redención a su pueblo, aseguró su alianza-contigo-
para siempre y su nombre es sagrado y temible; su alabanza dura por siempre” Y
la mejor forma de alabarlo es dándoles gracias.
Para acabar, nos fijamos en la Virgen,
cómo da gracias en el Magníficat con el que acabamos nuestra oración; hacemos
el examen y ya podemos ir seguros, confiados de que estamos en buenas manos.
AMEN.