10 diciembre 2014. Miércoles de la segunda semana de Adviento – Puntos de oración

Todavía con el recuerdo de la gran fiesta de la Inmaculada Concepción empecemos hoy nuestra oración de su mano. De la mano de María es la mejor forma de tratar de hacer vida lo que hoy nos propone el Señor, nos grita que no nos cansemos nunca de estar empezando siempre convencidos de que con Dios todo es posible.

Cuántas veces oímos «Mi suerte está oculta al Señor, mi Dios ignora mi causa» pero con palabras actuales como "Yo no veo que Dios haga nada por mi" y otras muchas. En la primera lectura se nos recuerda que Dios todo lo puede por lo que nuestra confianza debe ser tan infinita como su misericordia. Vamos a confiar en Dios, a ofrecerle todo el día y a estar atentos para ver las maravillas que hace en nosotros porque "Él da fuerza al cansado, acrecienta el vigor del inválido...; los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse."

Vamos a cantarle, como dice este precioso Salmo, con nuestra vida. Qué todo el día, cada minuto, sea para bendecir al Señor, también cuando fallemos y volvamos a caer; elevemos la mirada inmersos en el mundo agradeciendo su eterna misericordia y sus incalculables gracias.

Una oración hoy que nos tiene que lanzar a la vida y a una vida que sea oración. Os invito a pensar en Jesús en Nazaret y ver como él hacía oración antes de empezar la actividad, con muchos de los problemas o agobios que podemos tener nosotros. Pedir a Dios fuerzas, pedirle que no nos suelte en ningún momento y haga cada cosa con nosotros, pedirle que aumente nuestro amor hacia Él.

Al ofrecerle todo no conseguiremos quitarnos el yugo, al revés, imitando a Jesús cargaremos con él, pero hará que el yugo sea ligero y llevadero.

Para terminar vamos a darle gracias por nuestra carga, nuestro yugo, nuestra cruz porque sólo de esta forma podemos imitar a nuestro Señor, cargando con nuestro yugo siendo humildes de corazón.

Madre querida, no sueltes mi mano y haz que sea santo en medio del mundo, humilde y confiado en Dios al cargar con mi cruz y santificar, con mis debilidades, mi vida.

Archivo del blog