Estamos ya en el 2º Domingo de Adviento.
Así queremos empezar la oración en esta mañana. Escuchando las palabras de
profeta Isaías y de Juan el Bautista.
Este es el himno que se medita en los
Laudes de este Domingo de Adviento:
Allanad los caminos. Allanad, sí, todos los caminos de la tierra
Porque el Señor está cerca. Él vendrá y llenará de esperanza
A todos los que la perdieron. Vendrá en la noche para ser luz.
Vendrá para acompañar a los cansados;
Los eternos desilusionados; ya pueden cantar victoria
Aquellos que se creían abandonados; ya está el Señor a la puerta.
Allanad los caminos, porque Él vendrá;
Los que pasáis por este mundo sin encontrar sentido a la vida…
Vendrá el Señor, no tardará. Esperando en el umbral de vuestra casa,
Porque sin hacer ruido vendrás y lo inundará todo con su amor. Amén.
Porque el Señor está cerca. Él vendrá y llenará de esperanza
A todos los que la perdieron. Vendrá en la noche para ser luz.
Vendrá para acompañar a los cansados;
Los eternos desilusionados; ya pueden cantar victoria
Aquellos que se creían abandonados; ya está el Señor a la puerta.
Allanad los caminos, porque Él vendrá;
Los que pasáis por este mundo sin encontrar sentido a la vida…
Vendrá el Señor, no tardará. Esperando en el umbral de vuestra casa,
Porque sin hacer ruido vendrás y lo inundará todo con su amor. Amén.
Estamos ya tocando la Vigilia de la
Inmaculada, a unas horas de la gran Fiesta de María. Recordemos este texto del
P. Morales
"Sí, una y mil veces. No me cansaré de repetir: "Bendita eres tú, Virgen María -gracias al Señor, Dios excelso-, por encima de todas las mujeres de la tierra. Tú, gloria de Jerusalén, tú alegría de Israel, tú, honor de nuestro pueblo. Toda hermosa eres María, y no hay en ti mancha de pecado original.
Salve, llena de gracia, bendita entre todas las mujeres, única, excepcional, fuera de serie, superclase. Tú sola, entre todas las criaturas, llenas las ambiciones divinas.
(P. Tomás Morales SJ).