3 diciembre 2014. Miércoles de la primera semana de Adviento – S. Francisco Javier – Puntos de oración

En medio del desierto de nuestra peregrinación, la liturgia nos brinda un oasis con un apóstol gigante, patrono de las misiones, Francisco Javier, el nuestro lema “más, más y más”. Y qué bella la antífona para meternos de lleno en la celebración y en nuestra oración:

¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria! (Is 52, 7)

Y nuestro corazón se va a Roma, con el dulce Cristo en la Tierra, el Papa Francisco, que nos invita a vivir el gozo de evangelizar. Y se va con Javier a la India, a las periferias, a los nuevos areópagos…quizás a la vuelta de la esquina, pero renovando el fervor del amor, del gozo en el servir.

Y el mismo Isaías 25 nos lo confirma en la primera lectura: “El Señor de los ejércitos destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo”.

¡Qué más podemos pedir! Si algo abate al hombre de hoy es el miedo a la muerte, el llanto, el oprobio, la miseria…pero la ESPERANZA nos lleva a clamar:

Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación:
es el Señor, en quien nosotros esperábamos;
¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!

Por si fuera poco, el Salmo 23(22) nos recuerda gozoso que “El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas”.

Saboreemos, paladeemos cantando en nuestro interior, esta realidad “Dios es mi padre, es mi pastor”.

Mateo 15,29-37. “Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".

Y Jesús multiplicó el pan, los peces, e instituyó la Eucaristía para darse Él mismo. Qué más podemos pedir.

Santa María Inmaculada, haz que arda mi corazón para recibirle, para llevarle a los demás.

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