Parece una paradoja que el lugar donde nos tengamos que santificar, acercarnos a Dios y encontrar a Dios sea el mundo. Esta es nuestra realidad teologal. Somos laicos y en el mundo, con todas sus consecuencias es donde nos quiere el Señor. Qué complicado es, aunque contemos con su gracia, porque hoy más que nunca existe un falso amor hacia el mundo. Las pasiones de la carne, la codicia de los ojos y la arrogancia del dinero, nos han envuelto en un torbellino del cual es difícil salir y tenemos tan embotada la mente que no somos capaces de discernir. Aun así somos colaboradores del Señor en la obra de la creación, la cual no está acabada y de la cual dijo Dios que era buena. No podemos, pues, huir del mundo ni aislarnos. Tampoco andar con cara avinagrada, quejándonos de todo y siendo profetas de la desolación.
Cantemos con el Salmo: alégrese el cielo y goce la Tierra. El Señor afianzó el orbe y no se moverá. El Señor es Rey. En el canto del aleluya se oirá: Nos ha amanecido un día sagrado; venid naciones, adorad al Señor; porque una gran luz ha bajado a la Tierra.
Dios no ha abandonado a su pueblo, rompe las barreras espacio temporales y viene a reinar al mundo desde un trono que es un pesebre. Esa es la gran luz que necesita el mundo. Esa es la gran luz que estaba esperando la profetisa Ana y que no supo guardar para sí. Hablaba de Jesús a todos los que esperaban la liberación.
Así pues contemplemos al Rey de la gloria en la cuna. Llenémonos de las actitudes y formas que acoge el verbo cuando se hace hombre. Desde ahí tenemos que llegar al mundo, sin avasallar o imponer. Conformarnos con Jesús niño, pobre y humilde, carente de todo aquello que ansía el mundo, con una mirada exclusiva para su madre… Dejémonos hacer por Él. Sólo el vence al mundo, no nosotros y nuestros empeños. Dejemos traslucir su luz a través de nosotros. Llevemos el gozo y la alegría que uno experimenta en la oración cuando se acerca a besar al niño Dios en la cuna. Propongamos con nuestras vidas otra forma de vivir al mundo. Sólo si captan en nuestras vidas la luz que nace de Él, el mundo tendrá luz. No nos desanimemos una pequeña luz en mucha oscuridad es punto de referencia, permite ver a todo aquel que está al lado. Seamos luces en la noche.