Comenzamos nuestra oración en este mes
de mayo acudiendo a la Madre, quién educo y moldeo a Jesús, para que nos ayude
a conocer más a su hijo, a tener un rato de oración, un rato de intimidad con
Dios.
El rato de oración de hoy, os propongo,
que no sea otro que degustar el evangelio que Dios nos regala. Sería para
desgranar cada una de las palabras de este testamento de amor que Jesús nos
regala pero me centraré solo en algunas.
"Permaneced en mi amor" Qué consuelo saber que todo un Dios nos ama y nos ama queramos o no,
hagamos lo que hagamos, incondicionalmente; y qué triste dar la espalda a este
Amor.
Caemos constantemente y en cada caída
herimos profundamente el corazón de Dios, pero él espera, paciente, sin dejar
de llamar. En los momentos en los que pensamos que Dios nos ha abandonado es
porque nos ha cogido en brazos y nos lleva, viendo lo pequeños que somos,
mientras nos dice "permaneced en mi amor". ¿Dejo a Dios que sea el
centro de mi vida? ¿Cómo vivo la confesión para que después de cada caída
podamos permanecer en su Amor?¿Dedico tiempo a Dios para darle la oportunidad
de que me diga cuánto me quiere?
"Os he hablado de esto para que mi
alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud"
Un permanecer en su amor que se traduce
en alegría, si permanecemos en su amor, el mismísimo Dios se alegra por
nosotros. Imposible corresponder al amor infinito que Dios nos regala, pero si
está en nuestra mano alegrar al Dios que nos regala todo ¡Qué menos que empeñar
la vida entera en tratar de permanecer en su amor!; pero no se queda ahí la
cosa, si permanecemos en su amor nuestra alegría llegará a plenitud. Dios nunca
se deja ganar, si a Él le alegramos, Él nos alegra plenamente. ¿Cómo está mi
alegría? ¿Soy un cristiano alegre?
"A vosotros os llamo amigos"
Nos está dando un mandato, una orden,
acción típica de un jefe o de un superior, pero nos dice "a vosotros os
llamo amigos". Tanto amor hay en este mandamiento que no puede venir sino
de un amigo. Él que se hizo semejante a nosotros en todo, salvo el pecado, nos
da un mandato nuevo, Leitmotiv de nuestra vida:
"Que os améis unos a otros."
¿Cómo me pide Dios que ame? ¿Cómo quiero
a la gente? Un "amaos los unos a los otros" que va unido a
"permaneced en mi amor" pues si realmente queremos a alguien nos
arderá el corazón para que permanezca en el amor de Dios y quizás sea esa la
regla con la que podemos medir el cómo amamos. Si nuestro único deseo es llevar
a Dios a quien tengo delante para que permanezca en Él y su alegría sea plena.
Con esta idea nos volvemos a preguntar ¿Cómo quiero a la gente?
Ayúdame Señor a colocarte en el centro
de mi vida, en el centro de cada relación, que seas Tú el que ame a los otros
por medio de mí. Que arda mi corazón si quienes me rodean están alejados de ti
y a ellos especialmente ame con todo mi ser. Amén