Con la lectura
de los textos de hoy de los Hechos de los Apóstoles, recitando lentamente el
salmo 95 “Contad las maravillas del señor a todas las naciones”, ya se
puede entrar, después de esta introducción en el evangelio de san Juan que hoy
nos propone la liturgia.
Poco se puede
comentar o añadir. Seguramente lo que el Señor nos pide en este rato de
oración, en este cada día, es leer e interiorizar este breve texto: hoy me dice
a mí el Señor: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo;
permaneced en mi amor. “Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis
en mi amor…”
Jesús afirma
con seguridad que es amado por el Padre. Consecuencia: de la misma forma así te
amo yo hoy a ti. Por tanto, si quieres ser y sentirte amado por el Padre, se
fiel cada día, permanece en mi amor.
Y para que las
cosas no se queden en el aire quiere recordarme cómo ha de ser este amor con un
refrán. “obras son amores y no buenas razones” Estamos cansados de
oír promesas, sólo son promesas… que se cumplirán en el futuro, ¿de
verdad?...
Pues el Señor
nos hacer poner los pies en la tierra con una condición. Que las palabras se
hagan realidad: “Si guardas mis mandamientos, permanecerás en mi amor…”
Vamos a pedir al Señor que más que maestros nos conceda el don de ser testigos,
de vivir lo que decimos.
Y como esto es
difícil nuestras fuerzas se lo pedimos en este día, primer sábado de mes a
María, con unas palabras de Abelardo del librito ¡Id a María!
“Quien clave
los ojos en maría, encontrará en ella el ejemplo a imitar. Ella nos precede en
la marcha peregrina hacia la Patria. Sigámosla y entretejamos
nuestra santidad entre el “estar” y “hágase”. Dejemos que su
voluntad ·se haga” en nosotros sabiendo “estar” anclado
en el ahora del momento presente. En nuestras deficiencias y en las ajenas, no
perder la paz: “Hágase-Estar”.