21 mayo 2015. Jueves de la sétima semana de Pascua – Puntos de oración

Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el fuego de tu amor”.
“Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo”. Con estas palabras nuestro Señor nos indica cuál es su mayor alegría, que estemos con Él, que seamos sus amigos. Se lo pide a Dios padre. El Hijo abre su corazón al Padre y le expresa su mayor deseo. Nosotros sabemos, porque el Señor nos lo ha dicho muchas veces en las Escrituras y por boca de los Santos, que estar con Él es lo único que nos va a dar el mayor gozo y la mayor felicidad, porque Él es la verdadera luz que nos ilumina e indica el camino de la alegría. Estamos en Pascua y la luz del cirio ilumina todas nuestras celebraciones y nos recuerda quien es la verdadera Luz que alumbra nuestro camino, Jesucristo. Nos da el sentido y la felicidad en nuestra vida y nos acompaña siempre, y si permanecemos con Él nos regalará la gracia de  contemplar su gloria. Pero la gloria de Dios la podemos empezar a pregustar en esta vida, por ejemplo en la práctica de los sacramentos, donde Dios se manifiesta con su poder y su gloria. ¡¡¡No abandones la práctica de los sacramentos, se fiel a encontrar la verdadera Felicidad!!!
Como San Pablo, tal como se nos relata en la lectura de los Hechos de los apóstoles, tenemos que ser valientes y dar testimonio de la verdadera Luz y no tenemos que tener miedo a hacer lo que el Señor nos pide.

Le pedimos a la Santísima Virgen que nos abra los ojos del corazón para ver la verdadera Luz y que nos dé paso firme y decidido para seguirla con todas nuestras fuerzas y ser fiel a esta tarea, que es la tarea de encontrar la verdadera Felicidad.

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