11 mayo 2015. Lunes de la sexta semana de Pascua – Puntos de oración

“Se bautizó con toda su familia y nos invitó: «Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa.»
Y nos obligó a aceptar.”
Cuando una familia se convierte al Señor se transforma en Iglesia doméstica y vive tres realidades que le unen cada día más a Dios:
  • Su propia vivencia religiosa en familia. Familia que reza unida permanece unida.
  • La relación con otras familias haciendo posible que se trasmita la fe de manera sencilla por amistad, disponibilidad y ayuda.
  • La vivencia de la fe familiar en su parroquia y movimiento, compartiendo con otros que piensan igual enriqueciéndose mutuamente con sus vivencias.

“El Señor ama a su pueblo”
El Señor nos ama. Sabe lo que necesitamos. Confiemos en Él en todo momento. No se trata de entender las cosas que nos pasan siempre. Ni siquiera la Virgen María entendió todo en cada momento. Ella tenía una seguridad: Dios me ama. Si estamos seguros de esto ¿qué podemos temer?
“Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio”
El Espíritu Santo será nuestro defensor y nos irá guiando en nuestra vida. Con la fuerza de sus dones nos ayudará cada día a dar testimonio, de manera sencilla, de nuestra fe.
Si el Señor nos ama y nos manda su Espíritu, no hay nada que nos separe de Cristo. Dejémonos amar. Él ya sabe lo que necesitamos. La confianza  sin límites tiene como fruto una alegría y una paz sin límites.

Ven Espíritu Santo, ilumina nuestros corazones para que descubramos el Amor que Dios nos tiene y seamos capaces de trasmitirlo a los que nos rodean.

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