“La paz os
dejo, Mi paz os doy” (Jn 14, 27)
La paz es el
mensaje reiterativo que nos trae Cristo Resucitado. Supliquemos por la paz en
nuestros corazones, en las naciones, entre todos los hombres.
Dios es Dios de paz. Jesucristo es príncipe de la paz. Al Espíritu Santo se le representa con el símbolo de la paz. La Iglesia saluda con la paz. Los creyentes somos embajadores de paz. La paz es el mejor deseo.
La paz es don y tarea. La paz es experiencia y deseo. La paz es consolación interior. La paz es tranquilidad de conciencia. La paz es fruto de la humildad. La paz es convivencia con la pluralidad. La paz es anchura del corazón.
Los ángeles cantan la paz. Cristo desea a sus discípulos la paz. Los apóstoles llevan el encargo de la paz. El distintivo del Evangelio es la paz. La contraseña cristiana es la paz. La verdad queda autentificada por la paz. El Espíritu Santo regala la paz.
La paz va de la mano de la misericordia. La paz acompaña al bien hacer. La paz es regalo a los hombres de buena voluntad. La paz es el tesoro de los limpios de corazón. La paz se percibe en la armonía de la naturaleza. La paz es el ámbito de la visita de Dios. La paz acompaña al nacimiento de Jesús.
La paz es contraria a la violencia. La paz es enemiga de la envidia. La paz no convive con la mentira. La paz no resiste la extorsión. La paz no es dominable. La paz reside en la hondura del ser. La paz da luz a los ojos.
Santa María,
Madre de Dios, Reina de la Paz: Ruega por nosotros.